Artista veneciano que se formó con el pintor de historia Gregorio Lazzarini y estudiando la obra de Veronés, Sebastiano Ricci y Giambattista Piazzetta, de cuyo singular claroscuro se hicieron eco sus obras juveniles. Su primer encargo importante fue la decoración al fresco del palacio arzobispal de Udine, trabajo que efectuó entre 1726 y 1729, y en el que rompió con los tonos oscuros de sus pinturas anteriores, introduciendo gamas claras y luminosas, y perspectivas efectistas bañadas por una intensa luz, que serían características ya de toda su carrera. A estos frescos siguieron los de la capilla Colleoni en Bérgamo (1732- 1733), los lienzos para la iglesia de los Gesuati (1737-1739) y el conjunto del Palazzo Labia en Venecia (1746-1747). Entre 1750 y 1753 se trasladó a Würzburg para trabajar en la residencia del príncipe-obispo. En 1756 regresó a su ciudad natal y se convirtió en presidente de la Academia. Un año después participó en la decoración de Villa Valmarana y en la de Ca’Rezzonico. En 1762 está documentado en Madrid, llamado por Carlos III para colaborar en el Palacio Real. Tiepolo cultivó con igual soltura el fresco y la pintura de caballete, además de ser un extraordinario dibujante y grabador, faceta esta en la que destacan, entre sus series, los Caprichos, publicados en 1743, y la titulada Scherzi. En sus grandes encargos tuvo de ayudantes a sus dos hijos, Giandomenico y Lorenzo, y a Gerolamo Mengozzi, que le asistió con algunas de las perspectivas arquitectónicas. La inventiva, la capacidad creadora, el acierto en las teatrales puestas en escena de sus composiciones, tratadas con un colorido rico y brillante, hacen de Tiepolo el mayor representante de la pintura decorativa y uno de los mejores pintores del siglo XVIII.

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