Obras del conjunto
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Lucas Cranach, el Viejo, fue una de las figuras más representativas del Renacimiento alemán junto con Alberto Durero. Seguidor de las ideas de la Reforma, supo mantener una clientela católica y en su producción se registran tanto obras religiosas como retratos y grabados. Estas cuatro tablas formarían parte de un tríptico, cuya imagen central no se ha conservado. En el ala exterior izquierda se representa a san Cristóbal con el Niño sentado en sus hombros y un tronco de árbol que le sirve para vadear el río. En la voleta derecha san Jorge aparece vestido con armadura y apoyado sobre el dragón al que ha derrotado. Ambos santos miran al espectador, captando así su atención. En la tabla interior izquierda se representa a santa Isabel leyendo con el duque Jorge de Sajonia en la parte inferior; mientras que en el soporte derecho se incorpora a la derecha santa Ana con las manos cruzadas sobre el pecho, con la duquesa Bárbara de Sajonia. Ambos donantes aparecen arrodillados y con las manos en posición de oración y sus figuras se recortan sobre el fondo oscuro del muro que les separa de las figuras sagradas. Isolde Lübbeke consideró que la notable diferencia de proporción entre los duques y las santas se debía a una decisión del propio comitente. Las obras se han fechado con posterioridad al viaje de Cranach a los Países Bajos, por el modelado de las figuras así como por la composición.

 

Estas tablas se adquirieron, en 1928, a la galería Haberstock de Berlín, junto a dos obras más de la Colección, y se dieron a conocer al público y a la crítica en la exposición organizada, en 1930, por la Neue Pinakothek de Múnich. Al año siguiente de su presentación, en 1931, se exhibieron como préstamo temporal en la Alte Pinakothek de la misma ciudad.

En las alas exteriores de estas puertas, Cranach coloca, sobre un fondo oscuro, a san Cristóbal y a san Jorge, que captan la atención del espectador por la dirección de sus miradas y la posición acompasada de sus cuerpos, que cierran perfectamente la composición. San Cristóbal, patrón de la muerte súbita, lleva al Niño sentado sobre uno de sus hombros. Jesús, que mira a su portador, se sostiene agarrando un mechón del cabello del gigante, mientras que con la otra mano bendice. El santo, como es habitual, se ayuda para vadear el río de una rama de árbol. Por su parte, san Jorge, que luce su tradicional armadura de caballero, permanece de pie encima del lomo del dragón, con la espada desenvainada y agarrando al animal por la cola. Cranach dibuja a este santo con un discreto halo cuyo resplandor asoma por detrás de su cabeza.

En las alas interiores se han pintado, con gran solidez, a santa Isabel y a santa Ana, sobre un celaje graduado, y en la parte inferior, como donantes, a los duques de Sajonia, Jorge y su esposa Bárbara. De rodillas, sobre el suelo, y con las manos en oración, los duques de Sajonia tienen como fondo superficies oscuras y planas, de perfil escalonado, que se integran de forma brusca y extraña en la composición. Por esta razón, en la monografía de Friedländer y Rosenberg dedicada a Cranach, se consideró la posibilidad de que estas figuras se hubieran añadido posteriormente, sugiriéndose la fecha de 1518 para los donantes y la de 1508 para el resto de la pintura. En este estudio también se valoró su escala, ya que siguen, en proporción, criterios más acordes con la pintura gótica que con la de principios del siglo XVI. Este es el motivo por el que las tablas fueron objeto de un estudio técnico que ayudó a determinar si los donantes fueron o no añadidos con posterioridad. El resultado, recogido en el estudio de Isolde Lübbeke, estableció que los pigmentos y el medio, tanto en santa Isabel y santa Ana como en los donantes, era el mismo. Además, las ropas de las santas estaban terminadas sólo en unas pocas zonas, quedando el resto de la composición sin concluir. Estos datos, así como las escasas diferencias estilísticas y técnicas entre los personajes, llevaron a Lübbeke a considerar estas tablas interiores un trabajo unitario, pintado y terminado al tiempo. La diferencia en la proporción de los donantes, siguiendo a esta historiadora, pudo deberse a una decisión personal de quien encargó el trabajo.

No fue esta la única vez que Cranach retrató, como donantes, a los duques de Sajonia. En la catedral de Meissen se conserva un tríptico en cuya tabla central se representa a Cristo Varón de Dolores y, en las laterales, a los duques, orantes y de mayor edad, escoltados por parejas de santos. También se conservan, con participación del taller en algunos casos, varios retratos de la duquesa Bárbara de Sajonia, como la versión del Statens Museum for Kunst de Copenhague, directamente inspirada en la tabla de la colección Thyssen-Bornemisza; si comparamos ambas imágenes, el único cambio significativo que se detecta es el de la posición de las manos.

Entre las obras que se han mencionado como imagen central para este tríptico desmembrado, se encuentra la desaparecida Madonna Galluzzo, fechada en 1515. Esta Virgen, que aparece en un paisaje con el Niño y san Juan Bautista, mantendría, desde un punto de vista iconográfico, una conexión lógica con nuestras tablas.

Los rostros redondeados y la suavidad en el modelado han servido para datar las pinturas en los años posteriores al viaje que Cranach realizó a los Países Bajos. Característica del pintor es la forma de reproducir, con gran maestría, gasas y transparencias, como las del cuello plegado de santa Isabel o el velo que sutilmente cubre a santa Ana.

Mar Borobia

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