Toulouse-Lautrec destacó como retratista de la alta sociedad, de la que formaba parte por nacimiento, así como de la noche parisiense y sus protagonistas, a la que pertenecía por adopción.

Gaston Bonnefoy, que posó en 1891 para el pintor, responde al tipo de hombre exitoso, independiente, y moderno que se denominó boulevardier. Él y otros cuatro amigos del pintor fueron retratados con la intención de exponer el resultado en el Salon des Indépendants de aquel mismo año. Bonnefoy es representado de cuerpo entero, de perfil, vestido como si viniese de la calle o estuviese preparado para salir a ella, con abrigo largo, sombrero, y el bastón levantado. Este gesto se ha interpretado como una broma relacionada con su sexualidad. Su apariencia choca con la intimidad y desnudez del taller, apenas esbozado sobre el cartón. El artista ya había realizado retratos masculinos en un formato similar, quizás bajo la influencia de los pintados por Whistler.

CM

En 1891, en una carta a su madre, Toulouse-Lautrec escribía: «Acabo de terminar el retrato de Gaston Bonnefoy y voy a comenzar el de Louis (Pascal). Espero que no sean demasiado feos». El artista se refiere a la serie de retratos de personajes masculinos de pie que presentó en el Salon des Indépendants en el mes de marzo del mismo año. En todos ellos Lautrec trata de enfatizar la verticalidad de las figuras sobre el desnudo interior de su estudio de la rue Coulaincourt, y nos acerca a un nuevo tipo de retrato reflejo de la vida moderna al estilo de los escritos de Baudelaire.

En este retrato del médico Gaston Bonnefoy de la colección Thyssen-Bornemisza, la silueta de su amigo, asiduo acompañante del pintor entre 1883 y 1899, se recorta sobre un fondo neutro y abocetado. Vestido de calle con un abrigo largo, bastón y sombrero hongo, como si acabara de llegar o se dispusiera a salir después de una visita, Lautrec le convierte, como ha señalado Richard Thomson, en un prototipo de « boulevardier masculino, próspero, sexualmente independiente, acorde al mundo moderno». Algunos autores han relacionado el bastón colocado en horizontal con un símbolo fálico, en una posible alusión a su promiscuidad sexual.

Paloma Alarcó

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