Rodin mostró a lo largo de su carrera, y especialmente a comienzos del siglo XX, una profunda atracción por la Antigüedad. Fruto de ella son diversos textos sobre la escultura antigua y obras como La muerte de Atenas (Lamentación sobre la Acrópolis). En esta última, una figura femenina con las caderas en un nivel superior al de su cabeza corona el conjunto, como si de una cadena de montañas o de la propia Acrópolis se tratase. Dormida sobre su costado derecho, posiblemente sueña con la grandeza de tiempos remotos, a los que hacen referencia el capitel jónico y la escultura mutilada que yacen semienterrados bajo sus brazos. Como será frecuente a partir del siglo XVIII, la Antigüedad es evocada por Rodin como “Edad de Oro” inalcanzable, cuyo recuerdo nos sume en la melancolía.

JAL

Después de 1900 la admiración que Rodin había sentido siempre por la Antigüedad se abre paso de una manera más decidida. Aparece reflejada en los textos que dedicó entonces a la escultura antigua tanto como en la colección de fragmentos de esculturas y de cerámicas que reunió. Por su título, el grupo escultórico que aquí se comenta, muy simbolista, es sin duda el que evoca más directamente esta admiración en su obra de escultor.

Llamado también Ruinas de Atenas, Ruinas de Cartago o Figura dormida por el dolor, presenta, junto a un capitel jónico que se encuentra casi enterrado en la arena, una ensambladura de dos figuras. Una de ellas está acurrucada sobre sí misma, mientras que la otra -un cuerpo masculino que simboliza a Atenas- se encuentra debajo, con los pies situados en un plano superior a la cabeza. La primera figura «que se ondula como una cadena de colinas (y tal era precisamente la intención de Rodin)»- confirma René Chéruy (archivos del Musée Rodin, París)- podría relacionarse con el desnudo conocido como La Fatiga. Debe señalarse sin embargo que el brazo izquierdo está tendido hacia delante en lugar de recogerse sobre el pecho, la pierna derecha está doblada y el pie colocado delante y no detrás de la otra pierna. «La ciudad de Atenas vivió en otro tiempo como una hermosa mujer. La gloria de su belleza atraía sobre sí todas las miradas fascinadas del mundo -explica Rilke-. Ahora ya no existe. Su cuerpo, que se alzaba como la Acrópolis, está tendido y no forma más que una montaña cuyos contornos acariciados por la luz vibran en líneas quejumbrosas y tristes. Del mismo modo duerme profundamente la dulce figura que reverdece recuerdos lejanos, posada en su mano derecha y con el brazo izquierdo perdido en su cabellera extendida. De su cuerpo y de su sueño conserva un pasado luminoso: los restos divinos de estatuas adoradas, pies de héroes [sic], senos de diosa, cabezas de efebos y la flora de los capiteles donde la savia feliz todavía circula. / Y desde el pie de esta montaña una multitud de jóvenes flores sube como si buscase las desaparecidas hermanas de antaño. / Este mármol, ejecutado mediante un modelado que muestra los más sutiles matices, exhala una atmósfera de noche que cae, infinitamente triste, en su dulzura de luna» (archivos del Musée Rodin).

James y Betty Smith señalaron la existencia de un primer mármol en el taller del artista en septiembre de 1903. Fue adquirido por ellos y les fue enviado poco después. Chéruy dice que había sido ejecutado por el «minucioso Schnegg» (Lucien o Gaston). Rodin había ordenado hacer una serie de fotografías de este mármol o del molde que había conservado de él. Estas imágenes presentan unas veces a la escultura aislada mientras que en otras ocasiones aparecen en el contexto del taller: así, sobre el negativo cuyo carácter extremadamente simbolista queda reforzado por los efectos luminosos (Musée Rodin, foto n.º 518), Haweis y Coles no tratan de disimular el brazo tendido de Victor Hugo visible detrás del grupo.

Rodin parece, en efecto, haber sentido cierta predilección por esta obra que expresaba su nostalgia por una civilización desaparecida. No obstante, nada más terminarla, escapó de sus manos. A partir de febrero de 1904, al mismo tiempo que publicó en Le Musée. Revue d'art antique (n.º 1, enero-febrero de 1904) un texto con el título de «La lección de lo antiguo», ordenó fundir un bronce y después emprendió la ejecución de un segundo mármol. El 16 de octubre de 1904 el transportista Mathias facturó al obrero desbastador Dolivet el «transporte de un grupo de mármol y un modelo (mujer dormida por el amor)» que había recogido en casa del desbastador Ganier el 1 de agosto anterior, y una mención hecha a lápiz precisa (junto a la «mujer dormida por el amor», título dado sin duda por Mathias a la vista de la obra) que se trata de La muerte de Atenas. Dolivet había tenido tiempo más que suficiente para ejecutarlo cuando, en diciembre de 1905, August Thyssen hizo su encargo a Rodin, y así se explica que apenas un mes más tarde Rodin pudiera anunciar que la obra ya estaba lista. Este segundo mármol es más grande que el primero, del que difiere también en la forma del bloque utilizado: el mármol de Liverpool se caracteriza, en efecto, por la irregularidad, que muere dulcemente delante del capitel mientras que por el otro lado se eleva hasta el punto de desprenderse del suelo.

Antoinette le Normand-Romain
 

Siglo XXObjetoMármol
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