Paralelamente a los encargos públicos de los años 1880-1890, sobre todo a partir del éxito de su gran retrospectiva de 1900, Rodin ensayó nuevos grupos escultóricos empleando una técnica sin precedentes en la historia de la escultura: el ensamblaje de viejos yesos de su taller de Meudon. El Sueño (El beso del ángel) está formado por el ensamblaje de dos yesos previos: El Dolor n.º 1, en la parte inferior, y Mujer tendida sobre la espalda, ahora invertida, coronando el conjunto. En la maqueta original en yeso, ambas figuras se unen de manera artificial dejando entre ellas un amplio espacio vacío. El resultado final en mármol es mucho más unitario. Una nube de niebla une ahora ambas figuras y confiere al conjunto un acusado tono simbolista. Lo que era un problema técnico se convierte así, en manos de Rodin, en estimulo para la creación resuelto con gran sabiduría.

JAL

El Sueño, llamado a veces también El beso del ángel y a menudo confundido con El beso del fantasma a la muchacha, pertenece a un grupo de figuras aladas de las que existen varios ejemplos en la obra que Rodin ejecutó hacia los años 1895-1900: la más célebre de entre todas es sin duda La Ilusión, hermana de Ícaro (mármol conservado en el Musée Rodin, París, y expuesto en el Salon de la Société Nationale des Beaux-Arts de 1896). En esta obra se reconoce a la Mártir, figura dotada de alas y colocada en posición de planear hacia abajo.

Una vez más, se trata de un grupo creado mediante la ensambladura de figuras anteriores. En El Sueño reencontramos en efecto la fisonomía de El Dolor n.º 1, figura femenina con cabeza disimulada entre los brazos cruzados que también puede verse de espaldas en el ángulo superior derecho de La Puerta del Infierno. Sus piernas están atrapadas en el bloque contra el cual se apoya la figura de la mujer y por ello no se ven sus pies. La misma figura, con los pies desprendidos, reaparece en la exposición Rodin de 1900: n.º 8, Figura de mujer tendida sobre su vientre. Esta vez se muestra tumbada horizontalmente sobre un estípite. Rodin volvió a emplear para El Sueño la misma disposición y completó El Dolor n.º 1 con otra figura femenina que también se expuso el año 1900: n.º 13, Mujer tendida sobre la espalda. Arqueada, con las manos en las caderas, esta figura (de la que se conservan varios ejemplares ejecutados en yeso en el Musée Rodin) había servido, junto con El Hombre de rodillas, para El beso del fantasma a la muchacha, cuya versión en mármol (esculpida en 1894, expuesta en 1897 y que se conserva en el Walker Art Center de Minneapolis) perteneció a la colección Peytel.

En los catálogos de los años 1931, 1938 y 1944, Grappe data el yeso en una fecha anterior a 1889 apoyándose en un texto de Judith Cladel. En realidad, la ensambladura de dos figuras fue realizada sin duda diez años después. El texto de Cladel, publicado en 1902, debe ser ligeramente anterior a 1900: en él esta autora habla en efecto de La Puerta del Infierno (encargada en 1880) y en la cual -dice- trabaja Rodin desde hace veinte años; pero Cladel ve también en el taller La muerte de Alcestes en su arcón de madera, esto es, tal y como fue expuesta en 1899, mientras que en 1900 la escultura estaba liberada de él. En cuanto al mármol, cabe decir que fue reproducido a partir de 1906 por Gustave Kahn, quien concreta que se trata de una obra nueva. Así, pues, Rodin la ejecutó en mármol sin esperar a que se convirtiese en un objeto concreto de encargo, y fue sin duda durante una visita que Thyssen hizo a París, quizá en diciembre de 1908, cuando el coleccionista la vio y manifestó su deseo de comprarla. Sin embargo, Rodin tardó mucho tiempo en enviársela, ¡hasta el punto de que hubo de ser llamado al orden tres veces!

«¡El ala nívea de un gran cisne desciende sobre la fatigada ensoñación de una mujer que parece escuchar cómo suben desde el suelo las armonías de la tierra! ¡Y es El Sueño! Es un proyecto de monumento funerario», escribe Kahn. Judith Cladel hace una interpretación análoga del grupo: «Es -dice- un tema repetido machaconamente hasta la saciedad, pero aquí renace en su verdadera belleza [...] Una mujer dormita cubriéndose el rostro con sus brazos al tiempo que muestra sus largos cabellos. Simultáneamente, un genio planea suavemente por encima de ella, la rodea con el círculo de su bello cuerpo como una niebla matutina enlaza a la montaña». Sin embargo, como sucede siempre en las obras de Rodin, la escultura puede ser interpretada de modos diferentes: el mismo Rodin inscribió en el dorso de una fotografía de Druet (Musée Rodin, foto n.º 5515) las siguientes palabras: «Ángel del mal que viene del abismo dirige la palabra a un hombre en oración». Cuando esta obra se expuso en 1904 en la cuarta exposición de la International Society of Sculptors, Painters and Gravers celebrada en Londres, el crítico de The Truth vio en ella un espíritu consolador, pero encontraba la postura de los dos personajes «simplemente graciosa. A decir verdad, este grupo hace pensar más en uno de los números favoritos de las sesiones de hipnosis o en algún ejercicio inédito de gimnasia que en una feliz inspiración nacida del cerebro de un escultor genial». Se refiere sin duda al bronce que estaba expuesto. Mientras que en la versión en mármol un bloque tratado de tal modo que sugiere una nube de niebla crea una sensación de unidad entre los personajes, en la maqueta de yeso, como sucedía en el bronce, la figura alada está enteramente desprendida de la otra y sólo se apoya sobre la planta de los pies de esta última figura.

Antoinette le Normand-Romain
 

Siglo XXObjetoMármol
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