Frederic Edwin Church fue uno de los grandes artistas estadounidenses del siglo XIX. Formado con el famoso paisajista americano Thomas Cole, su lectura del teórico inglés John Ruskin y del geógrafo y naturalista alemán Alexander von Humboldt le impulsaron a buscar su propio camino artístico, en el que ciencia, arte y religión se dan la mano.
En 1853 Church se embarcó en una expedición a Sudamérica siguiendo los pasos de Humboldt. Durante el viaje, realizó dibujos y bocetos al óleo de montañas, árboles y plantas, con auténtica mentalidad de naturalista, que luego utilizaría para sus grandes composiciones elaboradas en el taller.
Church pintó Paisaje sudamericano en su estudio de Nueva York dos años después de retornar de Ecuador. Se trata de una síntesis imaginaria de diversos motivos que el autor había plasmado con anterioridad en sus dibujos y bocetos, como la palmera o el volcán Chimborazo que hace aparición por vez primera en una composición acabada. Motivos como los mencionados, o la figura femenina en primer plano, la cascada bajo un puente a la izquierda y la iglesia en la loma, difícilmente encajan entre sí. No hay verdadera perspectiva, sino una superposición de diferentes ecosistemas, cada uno de ellos ejecutados con diferente punto de vista. Pero por encima de todo destaca la asombrosa minuciosidad en la ejecución de los detalles más ínfimos, que tanta fama otorgó al artista en vida.

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Frederic Church fue uno de los principales artistas de la Escuela del río Hudson, cuyo mayor logro fue posiblemente la popularización de escenas tropicales en su repertorio temático. Consiguió esto por la pura fuerza de su pincel, tan versátil que era capaz de recrear el aspecto de la densa y rica vegetación y las imponentes palmeras, de las cumbres andinas coronadas de nieve y de las ruinas de las iglesias coloniales. Los lienzos que pintó a raíz de su primer viaje a Colombia y Ecuador en 1853 deslumbraron por su convincente realismo a un público que durante casi dos décadas le pidió fervorosamente más composiciones de este tipo. En la década de 1850, cuando las obras del naturalista alemán Alexander von Humboldt se leían mucho, había gran interés en Estados Unidos por Sudamérica. Humboldt incitó a los artistas a que buscaran nuevas fuentes de inspiración en la América tropical y se diría que su llamamiento iba dirigido a Church, a quien muchos consideraban como el auténtico heredero del científico. Church, que viajó siguiendo las huellas del naturalista, combinó la rigurosidad de la geología y la botánica con los dictados de la estética y creó un arte paisajístico de pasmoso virtuosismo técnico y novedosos temas.

Durante 1856 y los primeros meses de 1857 Church trabajó intensamente en la preparación de un lienzo de grandes dimensiones titulado Niágara (1857, Corcoran Gallery of Art). Al mismo tiempo, organizó su segunda expedición a Sudamérica y pintó una serie de hermosos cuadros de tema tropical, entre los que cabe citar En los trópicos (1856, Virginia Museum of Fine Arts, Richmond), Vista de Cotopaxi (1857, Art Institute of Chicago), y Paisaje sudamericano. En estas obras expresa su ilusión ante los viajes que tenía en perspectiva y el nuevo interés que le suscitaban los paisajes más accidentados y las ejecuciones de mayor emoción. Experimentó con temas compositivos para conseguir los efectos que presenta en Paisaje sudamericano, en el que el primer plano lo ocupa una gran cuña de densa vegetación, equilibrada por la izquierda y ligeramente hacia el fondo por la masa oscura de un cerro coronado por una iglesia con cúpula. A partir de ahí, la mirada salta a la cumbre andina cubierta de nieve que se ve en la lejanía. En otras palabras: el artista ha eliminado un término medio concreto y, al prescindir de los pasos graduales desde el primer plano hasta el último, confiere dramatismo a la composición. De este modo se acerca a sus soluciones formales de la vista panorámica Corazón de los Andes (1859, MMA), que se mostró como obra única en una exposición, acompañada de un folleto que guiaba al espectador paso a paso por el paisaje representado. Pero ya en el cuadro que aquí comentamos pretende conseguir un efecto similar, para lo cual se aleja de la fórmula compositiva tradicional y recrea la experiencia de haber estado en los Andes. Church invita al espectador a identificarse con la figura femenina que se ha detenido al borde del camino en el centro de Paisaje sudamericano; al igual que ella, pronto echaremos a andar, recorriendo el sendero visible para adentrarnos por la espesura y luego llegar al cerro que se ve detrás.

Church pasó a Ecuador desde Colombia el 25 de agosto de 1853, y encontró un paisaje que describió con las siguientes palabras: «una vista de tan inigualable esplendor [...] que he de calificarla como una de las grandes maravillas de la Naturaleza. [...] Se ha hecho realidad mi ideal de las Cordilleras». Durante muchos días después siguió viendo una serie de inmensas «cumbres nevadas». Una de ellas fue Chimborazo que, según Humboldt, era la más alta y noble de todas. Su peculiar perfil, que siguió fascinando a Church, aparece por primera vez en la lejanía en Paisaje sudamericano.

Katherine E. Manthorne
 

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