Aunque de nacionalidad norteamericana, el pintor James McNeill Whistler residió durante la mayor parte de su vida en Europa. Inmerso en las últimas corrientes artísticas, se convirtió en un puente entre Europa y Norteamérica y en referente de las nuevas generaciones de artistas norteamericanos. Hijo de un ingeniero civil, pasó su infancia en diversos lugares de los Estados Unidos y en San Petersburgo, donde recibió sus primeras clases de dibujo. A partir de 1848 continuó su formación en Londres, donde su cuñado Francis Seymour Haden le inició en el arte del grabado.

En 1855, tras unos años de residencia en Estados Unidos, decidió ir a París con el objetivo de convertirse en un pintor profesional. Estudió en la École Impériale et Spéciale de Dessin y en el taller de Charles Gleyre. Tras su llegada conoció a los artistas Henri Fantin-Latour y Alphonse Legros y junto a ellos formó la Société des Trois. Como ellos, Whistler sentía una gran admiración por Velázquez, la pintura holandesa del siglo XVII y sus contemporáneos Gustave Courbet y Édouard Manet.

En 1859 una de sus obras, Al piano (Cincinnati, Taft Museum), fue rechazada por el Salon. Algo más tarde se trasladó a Londres, donde la misma pintura fue expuesta en la Royal Academy y donde Whistler pasaría a partir de entonces la mayor parte de su vida. Entró en contacto con el círculo de los prerrafaelitas y entabló amistad con Dante Gabriele Rossetti y el poeta Algernon Swinburne, lo que provocó que su obra evolucionase del realismo hacia un mayor esteticismo.

Apenas dos años después de su llegada a Londres, su pintura La muchacha blanca (Washington, National Gallery of Art) volvió a levantar una gran polémica al ser rechazada por la Royal Academy y el Salon, y despertó gran expectación en el Salon des Refusés en 1863. Ese mismo desconcierto en el público y la crítica de su época se hizo evidente una vez más en 1877, cuando John Ruskin criticó duramente uno de sus nocturnos. Whistler interpuso una demanda por difamación y, aunque salió victorioso del caso, los gastos del juicio hicieron que se declarase en bancarrota en 1879.

Su siempre latente interés por el arte gráfico se acentuó tras su matrimonio con una de sus discípulas, Beatrice Godwin, en 1888. Junto a ella viajó a Venecia y vivió en París hasta la muerte de ésta en 1896.

Su obra comenzó a ser valorada en la última etapa de su vida. Tras su muerte, en 1903, se celebraron exposiciones conmemorativas en la International Society de Londres y la École des Beaux-Arts de París.

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