Relacionado con el movimiento futurista italiano, Fortunato Depero fue aprendiz de decorador durante la Esposizione Internationale de Turín en 1910 y un año más tarde decidió convertirse en pintor. Sus primeras obras se relacionaban estilísticamente con el simbolismo y trataban temas sociales. Tras publicar en 1913 Spezzature-Impressioni: Segni e ritmi, una recopilación de su prosa y poesía acompañada de ilustraciones, se trasladó a Roma donde conoció a Filippo Tommaso Marinetti, poeta ideólogo del futurismo. A través de Marinetti, Depero trató con los pintores futuristas, que le influyeron en su interés por el estudio del dinamismo y con los que expuso en la Galleria Permanente Futurista de Roma en el verano de 1914.

En 1915 firmó con Giacomo Balla el manifiesto Riconstruzione futurista dell’universo y poco después fue llamado a filas para luchar en la Primera Guerra Mundial. Su débil salud provocó que poco tiempo después fuese licenciado del ejército y pudiese dedicarse de nuevo al arte. A partir de 1916 sus composiciones adquirieron un carácter mecánico que se reflejó también en las escenografías que realizó desde 1916, cuando Serguéi Diághilev le encargó la puesta en escena de Le Chant du rossignol de Igor Stravinsky, que finalmente no llegó a ser representada, y que continuó en 1918 con las grandes marionetas de Balli Plastici en el Teatro dei Piccoli de Roma.

En 1919 fundó la Casa d’Arte Depero y, desde entonces, él y su mujer diseñaron paneles publicitarios y diferentes utensilios para el hogar. Entre 1928 y 1930 residió en Estados Unidos, donde aumentó su dedicación al arte gráfico y la publicidad. A su regreso publicó en 1932 el Manifesto dell’arte publicitaria futurista. Paralelamente continuó cultivando su interés por la pintura y en 1929 firmó el Manifesto dell’Aeropittura con Balla, Marinetti, Benedetta Capa y otros. A partir de entonces su pintura se centró en la importancia del color, pero perdió parte de su originalidad.

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