Joachim Antonisz. Wtewael está considerado uno de los últimos manieristas de los Países Bajos. Desarrolló su carrera en la ciudad de Utrecht y en sus obras se aprecia la influencia que ejercieron sus viajes a Francia e Italia, así como la de artistas de generaciones anteriores. Disfrutaba realizando versiones de un único tema, en las que tan sólo cambiaba algunos elementos de la composición. Asimismo experimentó con diferentes soportes y formatos logrando un gran dominio técnico. Siguiendo la tendencia de otros artistas de Haarlem, abandonó cierta ampulosidad aunque sin renunciar del todo a lo artificioso de su estilo. En esta obra sobre cobre, el artista representa a la Sagrada Familia en un entorno natural, acompañados de ángeles y santos. A la derecha se sitúa la Virgen con el Niño sentado sobre su regazo, a un lado san Juanito con el cordero y santa Isabel, y al otro san José, que vuelve su mirada hacia el espectador. Tras el grupo hay dos ángeles músicos y en la parte izquierda de la pintura se representa a san Simón apóstol, conocido también como Simón Zelote, con una sierra en sus manos, y junto a él a un ángel con una cesta de frutas. La composición culmina de forma piramidal con tres ángeles que vuelan jugando junto al árbol central. Esta obra se relacionó con otra del mismo tema, aunque sobre lienzo y de mayores dimensiones conservada en el Musée de Picardie de Amiens.

Joachim Wtewael es uno de los representantes más sobresalientes de la corriente manierista, que tuvo importantes focos en ciudades del norte de los Países Bajos y entre cuyos miembros más destacados se encuentran Cornelis Cornelisz. van Haarlem, Hendrick Goltzius y Karel van Mander. Joachim Wtewael, al igual que Abraham Bloemaert, del que este artista fue contemporáneo, trabajó en la ciudad de Utrecht. Parte de la información que conocemos sobre Wtewael se debe, una vez más, a Van Mander. Este historiador y pintor nos habla ya de uno de sus rasgos más señeros: la versatilidad para trabajar con igual facilidad y sin merma de calidad tanto en grandes como en pequeños formatos. Wtewael tuvo una primera formación en el ámbito familiar, con su padre, y después con Frans Floris. Completó sus estudios durante un viaje que le llevó a Italia y a Francia y que realizó con uno de sus patrones, el obispo de San Maló, Carlos de Bourgneuf de Cucé, y regresó a Utrecht hacia 1592. A lo largo de su vida compatibilizó sus tareas de pintor con las más lucrativas del negocio del lino, y sus inquietudes, tanto artísticas como políticas, lo llevaron a ser uno de los miembros fundadores del gremio de San Lucas en Utrecht, organizado en 1611, y miembro del Concejo de su ciudad en varias ocasiones.

Este cobre se ha fechado hacia 1606-1610, un momento en el que el artista trabajó con más asiduidad sobre este tipo de soportes en los que trató temas mitológicos. La escena que se reproduce en esta pequeña superficie reúne en un marco natural a la Sagrada Familia, varios ángeles y santos. Organizados en filas, destaca el grupo principal, a la derecha, donde aparece la Virgen con un Niño rollizo sentado sobre sus rodillas, san Juanito con el cordero a sus pies y la cruz de cañas, y cerrando el conjunto santa Isabel a la izquierda y san José a la derecha, que vuelve su cabeza hacia el espectador. Esta reunión en los lindes de un bosque se anima con dos ángeles músicos que portan un laúd y un arpa y que enmarcan a María y a Jesús. Wtewael completa la composición y equilibra el conjunto con un hermoso ángel que ofrece al Niño una cesta repleta de frutas y con un anciano, con un sierra en sus manos, que se ha identificado como san Simón apóstol, conocido también como Simón Zelote. La escena se corona con tres angelitos más, que volando en actitudes forzadas, recogen unas atractivas flores rojas que brotan en lo alto de la copa de un árbol. En la pintura los colores, su combinación y la forma en la que se han aplicado constituyen, con el tema, uno de los focos de atención. La meticulosidad, el detalle, los tonos vivos y la técnica perfecta hacen de este pequeño cobre, destinado a la devoción dentro del ámbito doméstico, una de las obras más gratas de Joachim Wtewael.

Este delicado y cuidado episodio se ha comparado con otra pintura de Wtewael, fechada en los mismos años que el cobre, donde se representa también una Sagrada Familia pero con un formato mayor y sobre lienzo; esta obra pertenece al Musée de Picardie de Amiens. En la tela de Amiens se repite, pero de medio cuerpo, la figura de san Juan, con el brazo izquierdo alzado, aunque en esta ocasión no sostiene ninguna fruta. Estos paralelismos continúan con la cesta repleta de uvas y manzanas, que se coloca en un lugar destacado de la composición, y con el expresivo gesto de la mano de la Virgen. La pintura entró en la colección Thyssen-Bornemisza en 1989, procedente del mercado de arte.

Mar Borobia

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