El pintor francés Yves Tanguy fue un miembro destacado del grupo surrealista parisiense. Su obra fue considerada paradigmática del movimiento por André Breton y, en los años cuarenta, ejerció una fuerte influencia sobre la generación de jóvenes artistas entre los que se encontraban Roberto Matta, Wolfgang Paalen y Esteban Francés. En 1923, tras contemplar una obra de Giorgio de Chirico en el escaparate de la galería Paul Guillaume que le impresionó enormemente, decidió dedicarse a la pintura y comenzar su formación autodidacta. Poco después se interesó por el surrealismo y, tras conocer a André Breton, con el que mantuvo una estrecha amistad, ingresó en el grupo a la vez que sus amigos el poeta Jacques Prévert y el escritor Marcel Duhamel. Su estilo pronto evolucionó del expresionismo de sus obras iniciales hacia el automatismo practicado dentro del surrealismo. A partir de entonces firmaría los manifiestos surrealistas y, desde 1927, participaría en las exposiciones con sus pinturas, caracterizadas por figuras de aspecto fantasmagórico y formas que crean perspectivas irreales que evocan una atmósfera onírica y atemporal en la que reina el silencio.

Tanguy permaneció cercano a Breton y a su ideario hasta 1946, a pesar de que numerosos artistas afines al grupo surrealista lo abandonaron por desacuerdos con su manera de enfocar el desarrollo del movimiento tanto a nivel artístico como político.

En 1939 llegó a Nueva York ayudado por la pintora Kay Sage. Un año más tarde contrajo matrimonio con ella, y, aunque volvió de visita a Francia tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, se instaló de manera definitiva en Norteamérica.

En 1942 compró una granja en Woodbury (Connecticut), donde viviría con su mujer hasta su muerte.

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