Contemporáneo y amigo de Thomas Cole, Asher B. Durand fue una de las figuras centrales de la Escuela del río Hudson y desempeñó un papel decisivo en la formulación tanto teórica como práctica de la pintura de paisaje americana. Se formó como grabador en el taller de Peter Maverick en Newark, y en 1817, tras cinco años de aprendizaje, se trasladó junto a su maestro a Nueva York. En torno a 1818, empezó a asistir a clases de dibujo en la American Academy of Fine Arts y pronto se convirtió en el grabador más importante de la época. En 1826 participó en la fundación de la Drawing Association de Nueva York, que con posterioridad se convertiría en la National Academy of Design, de la que sería director entre 1845 y 1861.

Aunque en torno a 1830 Durand comenzó a realizar retratos de personalidades, su interés varió tras viajar en 1837 con Thomas Cole a los montes Adirondacks y al lago Schroon. Allí tomó un gran número de apuntes del natural, actividad en la que fue pionero. A partir de ese momento se dedicó a la pintura de paisaje y se convirtió en uno de los más férreos defensores de este género como la auténtica fuente de inspiración del artista americano.

Durante el verano de 1840 se embarcó en el que sería su único viaje a Europa junto a sus amigos pintores John F. Kensett, John Casilear y Thomas P. Rossiter. Su recorrido, que comenzó en Inglaterra, les llevó también a Francia, Alemania, Suiza e Italia. Este viaje dejó una importante huella en su pintura, y le influyó de manera especial la obra de Claudio de Lorena y la de John Constable.

A su regreso, en 1841, expuso las pinturas realizadas en Europa y retomó sus viajes a la región del río Hudson. La temprana muerte de Thomas Cole en 1848 aumentó aún más la importancia de Durand dentro del panorama artístico norteamericano. A esto se sumaría la publicación, entre 1855 y 1856, de sus «Letters on Landscape Painting» en The Crayon, un influyente periódico editado en parte por John Durand, hijo del artista y su primer biógrafo. En sus cartas exponía a un alumno imaginario los fundamentos de la Escuela del río Hudson.

En 1869, tras toda una vida en Nueva York, Durand volvió a instalarse en su ciudad natal, donde recibiría la visita de un gran número de jóvenes artistas.

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