El pintor belga James Ensor es considerado uno de los precursores de los movimientos expresionistas. Su obra, caracterizada por presentar un mundo lleno de personajes grotescos, fue muy admirada tanto por los expresionistas alemanes como por los surrealistas. Pasó toda su vida en Ostende, su ciudad natal, excepto entre 1877 y 1880, durante su etapa de formación en la Académie Royale des Beaux-Arts de Bruselas. En sus comienzos se dedicó a realizar paisajes urbanos, marinas e interiores en una gama cromática sombría. Sin embargo, poco a poco el color y la luz fueron adquiriendo más importancia en su obra, influido quizás por la corriente impresionista. Se supone que en 1887 viajó por primera vez a Londres, donde debió ver las obras de William Turner, que acabarían por determinar su interés por la luz. A partir de la década de 1880 sus obras comenzaron a poblarse de seres extraños, esqueletos y personajes enmascarados, que en muchas ocasiones se convertían de este modo en una sátira social. En paralelo a esta evolución, su temática se vería ampliada por el gusto por el autorretrato y los temas religiosos, en los que en ocasiones la figura de Cristo se identificaba con la del propio artista. En 1883 participó en la fundación del grupo de Los XX, que intentaba promover un cambio artístico en Europa y que introdujo el postimpresionismo y el simbolismo en Bélgica. Ensor colaboró con este grupo hasta su disolución en 1894, a pesar de sus diferencias con algunos miembros como el secretario Octave Maus.

Posteriormente, hasta 1914, participaría en las exposiciones organizadas por La Libre Esthétique, que vino a suceder en su tarea a Los XX. Su fama se consolidaría con el cambio de siglo. En 1903 fue nombrado caballero de la Orden de Leopoldo, y en 1908 se publicó una monografía sobre su obra.

Al final de su vida se sintió muy atraído por la música. Compuso algunas piezas, creó coreografías y colaboró en la puesta en escena de obras de ballet.

Obras