Las escenas de la vida cotidiana y los interiores domésticos fueron temas que gozaron de un enorme protagonismo en la Holanda del siglo XVII, así como las representaciones donde aparece la nueva burguesía en distintos momentos de sus quehaceres diarios o durante sus ratos de ocio. Esta obra resulta de gran relevancia no sólo por su valor artístico sino también por su valor histórico, pues reproduce fielmente la decoración original de la Sala del Concejo del Ayuntamiento de Amsterdam. La iluminación es típica del artista: una conjunción de distintos focos de luz que generan un juego de luces y sombras, hábilmente mezcladas, que resalta con una paleta de gama cálida. En cuanto a la composición sigue las reglas de los cuadros de arquitecturas: un ángulo de visión muy abierto y el vértice en el centro de la habitación.

 

Pieter de Hooch, contemporáneo de Vermeer, captó en sus lienzos, al igual que el maestro de Delft, escenas de la vida cotidiana en tranquilos interiores domésticos. Sus modelos fueron las esposas y jóvenes burguesas atareadas en sus quehaceres diarios o representadas en sus momentos de ocio. Estos interiores, a través de los cuales nos asomamos a los ámbitos reservados e íntimos de los hogares holandeses de la segunda mitad del siglo XVII nos muestran el transcurrir de la vida con todos sus detalles.

La historia del lienzo se conoce desde principios del siglo XX, cuando perteneció a Peter Ernst, barón de Stackelberg, pasando, en herencia, a su hijo Egbert, en cuya colección estaba en 1918. Posteriormente estuvo registrado en varias galerías: Van Diemen, de La Haya, en 1925; H. Rheinhardt, de Nueva York, en 1927; J. Böhler & Steinmeyer, con sede en Múnich y en Nueva York, en 1929; y de nuevo, en 1931, en la galería Rheinhardt. Después de pertenecer a una colección privada, la de W. J. R. Dreesmann en Amsterdam y a dos galerías más, fue adquirida para la colección Thyssen-Bornemisza, en 1960, a través de la galería Cramer de La Haya.

La sala del concejo del Ayuntamiento de Amsterdam, cuadro realizado en la década de 1660 tras el traslado del artista a esta ciudad, se separa, en cuanto al tema, de la línea más común de Hooch, que tuvo su momento más brillante precisamente en Delft. Además de ser un documento histórico de primer orden, ya que en él se reproduce la primitiva decoración de esta sala emblemática del recién estrenado Ayuntamiento de Amsterdam, el lienzo nos brinda la oportunidad de conocer una jornada de descanso de sus ciudadanos, dedicados a visitar el edificio más significativo de su ciudad.

De Hooch representó esta sala rectangular aplicando reglas de otro subgénero de la pintura holandesa, el de los cuadros de arquitecturas, cuyos principios pudo aprender con Carel Fabritius, y utilizó un ángulo de visión exageradamente abierto que tiene su vértice en el centro del cuadro, justo donde se encuentra la pareja que de espaldas contempla el cuadro que se distingue en la pared del fondo. Al igual que solía hacerse en los cuadros de arquitectura, el pintor añadió las figuras en una fase posterior, percibiéndose sin dificultad algunos cambios compositivos (por ejemplo, en el perro, colocado en un principio más a la izquierda). La sala, iluminada con una luz natural que entra por el gran ventanal situado a nuestra derecha, se comunica con un segundo ámbito a través de la puerta abierta de la izquierda, que nos devuelve otra vez al exterior. Esta ligazón de espacios con focos de luz distintos es típica del artista y alcanzó un alto grado de perfección entre 1655 y 1662. La luz, que entra a través de los cristales transparentes, produce en el recinto un juego acentuado de sombras. La gama cromática es cálida, como puede apreciarse en el teatral cortinón rojo suspendido del techo y en los colores elegidos para las indumentarias de las figuras, que contrastan con los grises y ocres que componen los revestimientos de la sala.

El edificio del Ayuntamiento de Amsterdam fue diseñado por Jacob van Campen. La construcción se inició en 1648, y en 1655 la sala pintada por De Hooch estaba ya en uso. La habitación estaba decorada con dos inmensos lienzos: uno de Ferdinand Bol, que es el que vemos al fondo de la pintura, titulado Gayo Lucino Fabricio en el campamento del rey Pirro, y otro, situado también encima de otra chimenea en el lado opuesto y que es el que contempla el personaje en primer plano, realizado por Govert Flinck y titulado Marco Curio rechazando los regalos del embajador Samnita. Ambos temas recordarían a los alcaldes virtudes como la incorruptibilidad y la valentía en el desempeño de sus funciones. A esta emblemática decoración se añadía, en la repisa de la chimenea, unos versos de Jost van den Vondel y un relieve del taller de uno de los mejores escultores de la ciudad: Artus Quellinus. En este friso, que descansa en los capiteles de varias columnas de la chimenea, se esculpieron figuras de puttis y animales marinos, aprovechándose el centro para destacar el símbolo heráldico de la ciudad.

Pieter de Hooch utilizó para otras escenas de sus pinturas el marco del Ayuntamiento de Amsterdam como en el lienzo conservado en el Museum der Bildenden Künste de Leipzig, titulado Un concierto en el hall, y el del Musée des Beaux-Arts de Estrasburgo, Una pareja caminando en el hall del Ayuntamiento de Amsterdam. El espacio también sirvió de inspiración para un interior de Gabriel Metsu, perteneciente al Metropolitan Museum of Art de Nueva York, en cuyo fondo se repite el esquema de esta pintura de Hooch, con el gran cuadro y la chimenea. Peter C. Sutton fechó esta pintura hacia 1663-1665.

Mar Borobia

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