La música de cuatro grandes compositores del siglo XX -Debussy, Ravel, Schönberg y Webern- protagonizaron un nuevo concierto organizado con motivo de una exposición temporal y en exclusiva para los Amigos del Museo. Activos en París los dos primeros y en la Viena de principios de siglo los segundos, la obra de estos cuatro maestros se desarrolla de forma paralela a la pintura: mientras que la imagen se libera de su obligación de reflejar fielmente la realidad visible, la música deja poco a poco de someterse a la ley de la tonalidad. De esta forma, el concierto nos dio una visión más amplia del ambiente de creación artística y un más completo retrato del arte en el siglo de Picasso.