En 1928 Picasso, que carecía entonces de experiencia en el trabajo del hierro, pidió a su amigo Julio González que le ayudara con un monumento funerario dedicado al poeta Guillaume Apollinaire. Esta colaboración se ha estudiado tradicionalmente como el origen de un nuevo tipo de escultura, realizada en hierro, que dominó el escenario artístico en las décadas centrales del siglo XX.

La exposición de la Fundación Mapfre, a la que los Amigos pueden asistir en una visita privada, va más allá: trata de profundizar en el contexto general en el que se desarrolla la escultura metálica en la década de 1920 y de mostrar, además, que las afinidades artísticas e inquietudes comunes de ambos creadores no se limitaron a ese breve periodo, sino que comenzaron en la Barcelona modernista de principios de siglo XX y se prolongaron durante años en París, hasta el fallecimiento de Julio González en 1942.