De las tres piezas de cristal de roca que se exponen en esta vitrina, esta Quimera es la que más tiempo lleva en la colección, ya que fue adquirida por Heinrich Thyssen-Bornemisza antes de 1938. Está compuesta por varias partes y adornada con diversas guarniciones, de entre las que destacan una del siglo XVI que une la cola con el cuerpo y la del pecho, del siglo XVII, con granates. Magníficas piezas con forma de quimera –animal fantástico con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón–, junto con otras representaciones caprichosas, salieron de los talleres de la ciudad de Milán, centros que adquirieron su máximo esplendor en la segunda mitad del XVI y principios del XVII. Las creaciones de los artistas milaneses fueron en su momento considerados objetos exquisitos y de un gran lujo, por lo que ocuparon un lugar especial en las cámaras de maravillas y en las colecciones de emperadores, reyes y príncipes.