Aprendiz en el taller de su tío, Canaletto, donde se encuentra en 1735, Bellotto asimiló muy pronto el estilo de su maestro. En 1738 está inscrito en el gremio de pintores de Venecia, realizando, poco tiempo después, una serie de viajes por localidades italianas. Entre las vistas que nos dejó de Venecia se encuentran Rio dei Mendicanti y la Scuola di San Marco, en la Galleria dell’Accademia, y la Iglesia de los Santos Giovanni e Paolo, del Museum of Fine Arts de Springfield (Mass.). Su primer viaje documentado fue a Padua, a continuación visitó Roma, Lucca y Florencia. Entre 1743 y 1747 estuvo en Lombardía, en Turín y Verona. Fruto de esos desplazamientos son las vistas del Tíber con el Castel de Sant’Angelo, Roma, en el Detroit Institute of Arts, y Vista de Verona con el puente de las Naves, en la Gemäldegalerie de Dresde. En 1747 está en Dresde, donde estuvo al servicio del príncipe Federico Augusto II de Sajonia siendo nombrado un año más tarde pintor de corte. Entre la serie de vistas de Dresde destacamos: El foso del Zwinger y Vista del Elba con el palacio y La Hofkirche católica. Entre 1758 y 1759 viajó a Viena, a la corte de María Teresa, y en 1761 se encuentra trabajando en Múnich para Maximiliano III de Baviera. Tras esta estancia regresó de nuevo a Dresde, ciudad que abandonó en 1766, estableciéndose en Varsovia en la corte de Estanislao Augusto Poniatowski, donde también fue nombrado pintor de corte. De sus trabajos en esta última etapa de su carrera destacan veinticuatro óleos con vistas y panorámicas de Varsovia destinados a la decoración de una sala del Palacio Real.

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