Salvador Dalí fue una figura esencial del surrealismo. Su extravagante forma de ser y toda la imaginería fantástica que rodeó tanto su arte como su vida lo convirtieron en uno de los artistas más conocidos y polémicos del siglo XX. Comenzó su formación artística en Figueras de la mano del pintor impresionista Ramón Pichot, y en 1922 entró en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde estudió hasta su expulsión en 1926. En 1925, la Galería Dalmau de Barcelona celebró la primera exposición individual de su obra, en la que pudieron observarse los distintos registros pictóricos del joven Dalí: junto a pinturas de inspiración cubista, se exponían otras en las que la influencia de Ingres parecía ser predominante y un grupo de bodegones cercanos a Carlo Carrà y Giorgio de Chirico.

Durante sus años de formación en la capital de España vivió en la Residencia de Estudiantes y allí se hizo amigo de Luis Buñuel y Federico García Lorca. La colaboración artística de Dalí con sus amigos se plasmó en muchos ámbitos, como en el diseño del escenario de Mariana Pineda, primera representación teatral de Lorca en 1927, o en la película Un Chien andalou de Buñuel en 1929. En 1929, a través de Joan Miró, se vinculó al grupo surrealista de París, del que sería expulsado en 1934 por su ideología política. En 1930 desarrolló su personal «método paranoico-crítico» que se convertiría en su principal aportación al movimiento surrealista. Según este método, inventado por Dalí basándose en las teorías freudianas de la interpretación de los sueños, cada imagen o asociación de imágenes podía ser sometida a dobles lecturas. Dalí crearía todo un universo de símbolos y de obsesiones inspiradas en el psicoanálisis y realizadas cuidadosamente con un estilo realista.

También habría que resaltar la relación que tuvo con su mujer y musa Gala, fundamental durante toda su carrera artística. En 1940 emigró con Gala a Estados Unidos, en donde residió hasta 1948. En América abandonó en parte la pintura y se dedicó de lleno a decorar escaparates, a hacer escenografías de películas para Hollywood o a diseñar portadas de revistas como Vogue. A su regreso a España se instaló con Gala en Port-Lligat, y en 1974 abrió el Teatro-Museo Dalí de Figueras, su ciudad natal.

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