Esta obra de gran formato es un espléndido ejemplo de la pintura barroca italiana. La escena se caracteriza por un fuerte carácter narrativo. Giordano consigue crear una gran tensión gracias a la composición piramidal de las figuras, que culmina con la representación del niño, que sostenido por un pie, se balancea boca abajo. El gran realismo de los rostros evidencia la influencia de la obra del pintor español Ribera con el que está documentado a temprana edad. Sin embargo, el juego de luces y sombras refleja el representativo claroscuro caravaggiesco de la escuela napolitana de esa época. Luca Giordano trabajó durante algunos años en España donde se le encargaron varias pinturas murales. Entre los frescos que se conservan en Madrid cabe destacar la decoración para el Casón del Buen Retiro.

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Siglo XVIIs. XVII - Pintura italianaPinturaÓleolienzo
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