Albert Gleizes formó parte del movimiento cubista en el París en la década de 1910 y contribuyó a su difusión teórica con la publicación, en 1912 junto a Jean Metzinger, del libro Du Cubisme que fue leído, entre otros, por el grupo Puteaux al que pertenecían los hermanos Duchamp.

Desde niño mostró interés por la pintura y trabajó en la empresa familiar de muebles y diseño interior. Apoyado por su padre, en 1902 expuso en la Société Nationale des Beaux-Arts, y en 1906 fue uno de los fundadores de la comunidad de intelectuales Abbaye de Créteil, activa hasta 1908.

Sus primeras obras, cercanas al impresionismo, denotaban una clara preocupación por los temas sociales, característica presente hasta el final de la década de 1900. En torno a 1910, un creciente interés por la estructura y una clara tendencia hacia la simplificación formal le llevaron a hacia el cubismo, del que también le atraía la pretensión de englobar a artistas de todas las nacionalidades y romper con los cánones burgueses. En esta época entabló amistad con Jean Metzinger y Robert Delaunay y participó en algunas de las exposiciones más importantes del grupo, como el Salon de la Section d’Or de 1912. Poco tiempo después del comienzo de la Primera Guerra Mundial se casó y se trasladó primero a Nueva York y luego a Barcelona y las Bermudas. Desde entonces dedicó gran parte de su actividad a escribir sobre sus ideas estéticas e impartir numerosas conferencias. Durante su estancia neoyorquina entró en contacto con Francis Picabia y Marcel Duchamp y fue testigo de excepción del nacimiento del dadaísmo en Estados Unidos.

A su vuelta a Francia sufrió una profunda crisis personal y una gran decepción por el rumbo que tomaba la pintura de entreguerras, al tiempo que se vieron frustradas sus esperanzas en la Revolución rusa. En 1923 se instaló en Serrières, al sur de Lyon, y en 1927 creó una colonia de artistas, Moly-Sabata, que quería ser un reducto de salvación dentro de una sociedad abocada, a su parecer, al colapso. Gleizes vio en los principios sociales del primer cristianismo una salida y, cuando en 1941 retornó al catolicismo, su arte se inclinó hacia la temática religiosa tomando como inspiración el mundo paleocristiano y medieval.

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