Esta obra ha estado atribuida a varios maestros anónimos, relacionados estilísticamente con la escuela del norte de los Países Bajos, hasta que los historiadores Boon y Eisler la asignaron a un seguidor del Maestro de la Virgo inter Virgines. Este último le atribuyó también una tabla del Philadelphia Museum of Art con Los Desposorios de la Virgen, que junto a la nuestra pudieron haber formado parte de un tríptico, cuyo panel central no se ha identificado. El artista en esta Última Cena, colocó a los doce apóstoles alrededor de una mesa sentando a Cristo a la izquierda, al que reconocemos por tener a san Juan descansando en su regazo y por ofrecer el pan a Judas. En esta pintura se ha concedido gran importancia al sencillo bodegón, que hallamos en la mesa y en el que destaca una gran fuente vacía en el centro y a su alrededor, en círculo, objetos como una jarra y cuchillos.

 

Esta tabla, que ingresó en la colección Thyssen-Bornemisza en 1956, suscitó entre la crítica especializada en la década de los años cincuenta varias teorías sobre su autoría. De los historiadores que se acercaron a la pintura, fue Karel G. Boon el que más profundizó al establecer los vínculos y las relaciones con otras posibles obras de este autor anónimo. Tanto Valentiner como Friedländer adscribieron esta Última Cena al Maestro de la Virgo inter Virgines; Boon, sin embargo, que resaltó en ella valores propios de la escuela holandesa, la asignó al Maestro de la Muerte de la Virgen de Amsterdam. En 1963, este último crítico revisó su atribución para adscribirla, en esta ocasión, a un seguidor del Maestro de la Virgo inter Virgines, propuesta que suscribió Colin Eisler en su estudio de los primitivos flamencos de la Colección y designación que actualmente tiene la pintura. Eisler atribuyó a este mismo artista una obra conservada en la colección Jonhson de Filadelfia, en el Philadelphia Museum of Art, con Los desposorios de la Virgen, y que pudo pertenecer, junto con nuestra tabla, a una de las alas laterales de un tríptico cuyo motivo central no se ha identificado. Boon también subrayó los paralelismos que estas dos composiciones mantenían con una serie de grabados recogidos en el Boeck van den Leven ons heeren, publicados en Amberes en 1487 por Gheraert Leeu.

Este seguidor del Maestro de la Virgo inter Virgines, que refleja en sus personajes algo de la expresividad de sus figuras, reúne a los doce apóstoles en un sobrio interior. A los santos los acomoda en torno a una ancha mesa que el artista no termina de acoplar correctamente al espacio. A la izquierda ha colocado a Cristo, de perfil, que identificamos por dos detalles: san Juan descansando en su regazo y el pan que acerca a Judas, que inclina su cabeza para apoyarla sobre la mesa y recibir la comunión. El momento que ha elegido el artista es posterior a las palabras «uno de vosotros me entregará» y corresponde al instante descrito en el Evangelio en el que san Juan, reclinado sobre el pecho de Jesús, le pregunta que quién de ellos será, a lo que Cristo respondió: «Aquel a quien yo mojare y diere un bocado. Y mojando un bocado, lo tomó y se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote». El pintor, más que analizar las actitudes de los apóstoles tras el anuncio de Cristo, se centra en resaltar la traición.

Este maestro anónimo concede un papel relevante al parco bodegón que organiza sobre la superficie de la mesa. El blanco refulgente del mantel sirve para destacar, en el centro, una gran fuente vacía y redonda a la que rodean, casi en círculo, tres pequeños panes y dos recipientes metálicos. Los cuchillos y los jarros con el vino acentúan, por su situación, esta disposición.

Al catálogo de este pintor anónimo también se ha añadido una Lamentación en una colección privada.

Mar Borobia

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