Pintor y arquitecto, Rafael está considerado, junto con Leonardo, Miguel Ángel y Tiziano, uno de los grandes genios del Renacimiento. Nació en 1483 en Urbino, donde recibió de su padre, el pintor Giovanni Santi, su primera formación. Tras la muerte de éste en 1495, continuó su aprendizaje en el taller de Perugino. Entre 1504 y 1508 está documentado en Florencia, donde tuvo la oportunidad de conocer la obra de Miguel Ángel y Leonardo, dejándose influir especialmente por la de este último. Durante su estancia en Florencia, Rafael recibió numerosos encargos, entre ellos retratos y representaciones de la Virgen y el Niño de uso privado. La fama del joven pintor se acrecentó de tal manera que, hacia 1508, fue invitado por el papa Julio II para trabajar a su servicio en Roma. Ese mismo año comenzó la decoración al fresco de las estancias del papa en el palacio del Vaticano, un gran proyecto que comprendía cuatro salas de monumentales pinturas, entre las que se encuentran algunas de sus obras maestras, como La Escuela de Atenas, en la Estancia de la Signatura, o El incendio del Borgo, en la Estancia del Incendio. Paralelamente a este importante trabajo, que se extendió hasta el final de su vida, Rafael ejecutó un buen número de retratos, cuadros de tema religioso e incluso cartones para tapices. En 1509 inició su actividad como arquitecto con el proyecto de la Villa Farnesina, compaginando durante las siguientes décadas ambas actividades. A la muerte de Bramante en 1514, Rafael fue nombrado por el papa León X responsable de la reconstrucción de la basílica de San Pedro, y un año más tarde superintendente de los monumentos antiguos de la ciudad. En este tiempo nuestro artista dirigía un vasto y prolífico taller, lleno de actividad, en el que comienza a sobresalir la figura de un joven discípulo y colaborador: Giulio Romano. Durante el último lustro de su vida, Rafael fue la figura central e indiscutible del panorama artístico romano, gozando de un elevado estatus social. Murió prematuramente en Roma en 1520, sin llegar a finalizar la mayor de las estancias vaticanas, la de Constantino, que fue ultimada por su taller a partir de sus dibujos.

Obras