Pintor y arquitecto italiano, es uno de los principales representantes del primer Manierismo. Se formó en el taller de Rafael, convirtiéndose al poco tiempo en su ayudante y colaborador principal. Asistió a su maestro en la decoración de las Estancias del Vaticano y, aunque no es fácil distinguir su trabajo en el conjunto de la obra, se le atribuye una importante participación en las salas de Heliodoro, en la del Incendio y en la de Constantino. Entre 1518 y 1519, mientras Rafael se encargaba del programa decorativo de la logia del papa León X en el Vaticano, Giulio se ocupó de la dirección de los pintores. También colaboró con Rafael en la realización de numerosas obras de caballete. A la muerte de éste, en 1520, Giulio Romano heredó la dirección del taller junto a Giovan Francesco Penni. Entre otros proyectos, continuó la decoración de la Sala de Constantino en el Vaticano, para la que realizó La batalla de Constantino. Durante este periodo diseñó varias villas romanas para importantes patronos, como la del cardenal Giulio de Medici, futuro papa Clemente VII.

En 1524 se convirtió en pintor y arquitecto de la corte de Federigo Gonzaga en Mantua, ciudad en la que residió y trabajó hasta su muerte, acaecida en 1546. Giulio se transformó en el rector de la vida cultural de la ciudad, dirigiendo prácticamente cualquier actividad artística. El más importante de todos sus proyectos fue la construcción y decoración, entre 1527 y 1534, del Palazzo Te, residencia de descanso de la familia Gonzaga situada en los alrededores de Mantua. Dentro del completo programa decorativo que desarrolló a lo largo de las diferentes estancias del palacio, destacan, por la calidad y teatralidad de los frescos que las adornan, la Sala di Psiché y la Sala dei Giganti. Años después, entre 1536 y 1538, llevó a cabo para su patrono otra gran empresa decorativa, en esta ocasión en el palacio ducal de Mantua: el Apartamento di Troia.

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