A pesar de los escasos datos existentes, se sabe que Rubinetto (Rubino) de Francia fue un importante tapicero con taller propio en la corte de Ferrara desde 1457 hasta 1483. Junto con el tejedor Giovanni Mille de Tournay, Rubinetto ejecutó en 1473 una serie tapices por encargo del príncipe Hércules I d'Este para sus cámaras nupciales, con ocasión de sus desposorios con Leonor de Aragón. Los cartones preparatorios para los tapices los realizó uno de los artistas más originales e ingeniosos de la segunda mitad del siglo XV: el ferrarés Cosmè Tura (c. 1430-1495), que por aquella época estaba contratado como pintor de corte y diseñador de cartones para tapices en la corte de Este. A comienzos del siglo XX, el historiador del arte Adolfo Venturi atribuyó también a la magistral mano de Rubinetto un retablo para la capilla ducal (1469-1470) y tres conjuntos de cortinajes de lecho realizados entre 1458 y 1470. Los elaborados y refinados tejidos de Rubinetto constituyen un importante ejemplo del arte de la tapicería del siglo XV en Italia. En comparación con la producción industrializada que por esa misma época se hacía en los talleres de los Países Bajos, son pocas las tapicerías italianas de aquel entonces que han llegado hasta nuestros días. Por ello, los talleres fundados por la familia d'Este, así como su particular afición a los tapices, son el paradigma de cómo una familia de la nobleza consiguió estimular a la ciudad de Ferrara, que se convirtió en un refinado e innovador centro de arte, integrando distintos estilos y técnicas artísticas.

Dominique Lora

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