Paul Signac nace en París en el seno de una familia de acomodados comerciantes. En 1880 deja los estudios y descubre el encanto de navegar por el Sena en Asnières, al tiempo que contribuye a la animación del cabaret del Chat-Noir en Montmartre. Ya en 1882 alquila su primer taller y se relaciona con los círculos literarios de vanguardia. Por aquel entonces pinta del natural marinas dinámicas y de vivos colores, de factura impresionista. En 1884 participa en la creación de la Société des Artistes Indépendants y con tal motivo conoce a Georges Seurat, que expone su Baño en Asnières. Entre ellos surge la amistad y Signac es de los primeros que adopta, en 1886, el método de la división de los colores ideado por Seurat, que no tardará en ser bautizado como "Neoimpresionismo". A partir de ese momento, Signac se mantendrá fiel a esta técnica y, en 1899, publicará el tratado teórico del movimiento, titulado D'Eugène Delacroix au Néo-impressionnisme. En 1892, tras la muerte de Seurat, Signac queda fascinado por el encanto del puerto de Saint-Tropez y decide pasar allí una parte del año. Empieza a pintar paisajes de colorido cada vez más intenso, que llamarán la atención de los futuros fauves. También en Saint-Tropez, en 1892, se estrena con la acuarela, que paulatinamente irá ocupando un lugar preponderante en su producción artística. En efecto, el pintor, que a principios de siglo emprende una serie de viajes que lo conducen desde Venecia hasta Estambul, aprecia la facilidad de tomar apuntes que le ofrece este medio, componiendo los cuadros a su regreso, en la tranquilidad del estudio. Tras la Primera Guerra Mundial -que el pacifista Signac, instalado en Antibes desde 1913, vive de forma traumática- vuelve a tomar las riendas de la Société des Artistes Indépendants -de la que era presidente desde 1908-, y recorre Francia, con el pincel de acuarelista en la mano.

Marina Ferretti

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