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Las pinturas de Ayako Rokkaku existen en un mundo sin ataduras, un espacio donde el tiempo es fluido y las formas se disuelven tan rápidamente como aparecen. Su obra se resiste a los relatos fijos, entregándose a lo efímero y al proceso infinito del devenir. Por sus lienzos flotan figuras en estados oníricos, que se deslizan entre la presencia y la ausencia, encarnando tanto la familiaridad como la extrañeza. Hay una cualidad ingrávida en el trabajo que hace la artista con las manos: una delicada fugacidad que refleja la esencia del mono no aware, la estética japonesa de la transitoriedad, en la que cada momento es efímero y al mismo tiempo se siente profundamente.

En su obra más reciente y ambiciosa, Paraíso, un monumental díptico de 3 por 6 metros, Rokkaku se alza en pos de una visión siempre cambiante del paraíso, planteando una respuesta contemporánea al espacio celestial de Tintoretto. No obstante, su mundo no imita el pasado; lo vuelve a imaginar, filtrando composiciones centenarias por un prisma que difumina los límites y hace que las definiciones se desvanezcan. El suyo no es un paraíso estático, sino un espacio de perpetua transformación. Sus pinturas no capturan momentos singulares; están en constante movimiento, disolviéndose y reformándose, llevando con ellas los ecos de un mundo en transición.

Ayako_Sin título_2021

Un sueño entre mundos

Un paisaje de formas cambiantes

La belleza de lo intermedio

Un mundo flotante de emoción