Las 66 obras seleccionadas para la exposición temporal ofrecen al público la oportunidad de analizar los orígenes y el desarrollo de la pintura moderna catalana con piezas que datan desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX. La muestra abre con una sección dedicada al paisaje naturalista y romántico, considerado como el primer capítulo en la historia del arte moderno en Cataluña. Este movimiento se centró fundamentalmente en el paisaje como tema y tuvo al romanticismo como fuente de inspiración. Según Tomàs Llorens, Conservador Jefe del Museo Thyssen-Bornemisza y responsable de la selección de obras en esta exposición, “el romanticismo estuvo en el punto de partida pero también en la conclusión de este tipo de paisaje naturalista”. Corbera de Llobregat, un importante paisaje de Lluís Rigalt que se muestra en esta exposición, es un ejemplo fundamental de la relación existente entre ambos movimientos.