Sébastien Bourdon nació en Montpellier, en el seno de una familia de artistas de creencias protestantes. Se trasladó a París siendo todavía un niño, probablemente hacia 1622, cuando Montpellier fue asediada por las tropas de Luis XIII. Tras formarse durante siete años en el taller de un pintor llamado Barthélemy, viajó primero a Burdeos, después a Toulouse y, finalmente, llegó a Roma, donde aparece mencionado por primera vez en 1634. En Italia trabajó para el comerciante de pinturas Escarpinelli realizando copias de obras de Claudio de Lorena, Andrea Sacchi, Michelangelo y Castiglione. En 1637, antes de abandonar Italia y regresar a París, Bourdon visitó la ciudad de Venecia, apreciándose desde entonces en su obra un nuevo sentido del color, inspirado en la paleta de la escuela veneciana.

La cronología de la segunda etapa parisina de Bourdon, entre 1637 y 1652, es difícil de establecer por lo variado y casi contradictorio de su estilo, que se mueve entre la tradición naturalista, representada por artistas como los Le Nain y Jean Tassel, y las grandes composiciones barrocas de tema religioso. Durante los primeros años de su regreso a Francia, comenzó a gozar de reconocimiento dentro del panorama artístico, recibiendo en 1643 un importante encargo para la iglesia de Notre-Dame de París, para la que ejecutó El martirio de san Pedro. Sébastien Bourdon fue uno de los artistas del reducido grupo que en 1648 fundó la Real Academia de Pintores y Escultores.

En 1652 fue invitado por la reina Cristina de Suecia a trasladarse a Estocolmo en calidad de pintor de corte. Durante los dos años anteriores a la abdicación de la soberana, Bourdon trabajó pintando retratos de la reina y de varios miembros de la corte inspirados en Anton van Dyck. En 1654 regresó a París, donde fue nombrado al poco tiempo rector de la Real Academia. Sus últimas obras muestran influencias del trabajo de Poussin, convirtiendo al paisaje en el elemento dominante de sus composiciones. A pesar de que Bourdon fue un pintor afamado en vida, su versatilidad fue frecuentemente criticada por algunos de sus contemporáneos.

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