Autor que vio por primera vez la luz en París, hacia 1704 y murió muy joven aún en Lisboa en 1733, es de vida tan breve como complicada peripecia biográfica en razón de la carencia de datos fiables que fundamenten su existencia. Debió de ser hijo de un ebanista llamado Etienne (o Pierre) Quillard, nacido en 1673 y fallecido en Versalles en 1746. A veces su nombre se confunde con los de Guillard y Tilliard, por lo que la duda se entreteje con los orígenes familiares impidiendo concretar cuando menos su ambiente doméstico inicial.
Haría su aprendizaje en el entorno de Watteau, según permite advertir su expresión artística, que le sitúa dentro del estrecho marco de las «fiestas galantes». Fracasó en las dos ocasiones que intentó obtener el Premio de Roma de la Académie Royale de París para viajar a Italia, en 1723 y 1724, quedando segundo detrás de François Boucher y Carle van Loo, respectivamente. Desilusionado, aceptó la invitación del físico Merveuilleux para acompañarle a Portugal a fin de dibujar las láminas de su Historia Natural. Hacia 1726 era ya pintor de la corte y dibujante de la academia. Hizo escenas de género con carácter festivo dentro de la corriente de Watteau, que había muerto en 1721, y de las cuales existía gran demanda. Llevó a cabo retratos de miembros de la corte portuguesa, realizó grabados y decoró los techos de los salones privados de la reina en el Palacio Real de Lisboa.

Pinturas y dibujos, estimados de su mano, pueden estudiarse en distintas colecciones y museos, aunque muy pocos ejemplares deben ser considerados como verdaderamente suyos y las líneas maestras de un catálogo razonado de su producción se encuentran todavía por definir. Su estilo posee personalidad propia y muestra peculiares dependencias también de las fórmulas creativas de Pater y Lancret.

Juan José Juna

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