Jean-François de Troy nació en París en el seno de una familia de pintores. Sus primeras lecciones las recibió de su padre, el pintor François de Troy, y después en la Académie Royale de Peinture et de Sculpture, de la que su progenitor era entonces profesor y director. Aunque no consiguió ganar el Prix de Roma, su padre le mandó a completar formación a Italia, donde permaneció desde 1699 hasta 1706; de esta etapa no se conserva ninguna de sus pinturas. En 1708 ingresó en la Academié Royale con la obra Niobe y sus hijos, hoy en Montpellier, en el Musée Fabre. A pesar de que oficialmente estaba considerado como un pintor de historia, Jean-François de Troy trabajó casi todos los géneros. Sus obras más conocidas son los tableaux de modes, de los que se considera su inventor, escenas de entretenimiento de la alta sociedad francesa. La declaración de amor, de 1731, conservada en Dresde, en el Schloss Charlottenburg, es uno de sus ejemplos más representativos.

En 1724 recibió el encargo de realizar dos pinturas decorativas con los temas Céfiro y Flora y Acis y Galatea para el Hôtel du Grand Maître de Versalles. A este le siguieron otras peticiones, entre 1734 y 1737, para los apartamentos reales de Versalles y Fontaineblau, como el Desayuno de Ostras, Chantilly, Musée Condé, Alegoría en honor de los niños de Francia, Palacio de Versalles, y el Desayuno de caza, Musée du Louvre. En 1736 realizó para la Real Fábrica de Tapices de los Gobelinos su famosa serie La historia de Ester, compuesta por siete grandes cartones, que gozaron de tanto éxito que fueron tejidas ocho veces durante el siglo XVIII. Dos años más tarde se trasladó a Italia, al ser nombrado director de la Academia Francesa en Roma, cargo en el que permaneció hasta 1751.

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