Waldmüller se formó en su ciudad natal, Viena, donde asistió esporádicamente a la Academia de Bellas Artes. Entre 1817 y 1821 se dedicó principalmente a copiar las obras de los grandes maestros de la pintura que se podían ver en los museos y galerías de su ciudad, y durante algún tiempo trabajó como pintor de miniaturas.

En 1822 expuso cinco obras originales en la Academia de Bellas Artes. Tres años más tarde hizo su primer viaje a Italia, seguido de visitas a Dresde, Múnich y Frankfurt. Durante los siguientes quince años se dedicó principalmente al retrato. Su primer encargo real lo recibió en 1827, cuando realizó las dos versiones del retrato del Emperador Francisco I, ambas en Viena, una en el Wien Museum y la otra en el Hypotheken & Creditinstitut. Sus obras se convirtieron en el mejor exponente del estilo Biedermeier en Austria, género que en lo pictórico reflejaba el pequeño mundo burgués, afable y conformista, y que se caracterizó por su detallismo y minuciosidad a la hora de describir el ambiente y los objetos que rodean a los personajes. También se especializó en pintura de flores y, a partir de la década de 1830, empezó a pintar vistas al aire libre de los parques y alrededores de Viena. En la década siguiente Waldmüller comenzó, sin embargo, a interesarse más por la pintura de género, en especial por la vida del campo. En sus escenas campestres el artista se concentró en el realismo de sus personajes y en los detalles, a la vez que dotó a sus composiciones de una fuerte luminosidad.

Su relación con la Academia de Bellas Artes de Viena fue siempre complicada. En 1829 Waldmüller comenzó a enseñar en esta institución, pero su radical oposición y crítica a sus métodos de enseñanza, provocó varias suspensiones y finalmente su expulsión, siendo readmitido, años después, gracias a la intervención del propio emperador. A lo largo de su carrera, el artista escribió diez ensayos sobre la necesidad de una reforma académica.

Obras