Jan Polack fue un pintor alemán de finales del siglo XIV y principios del siglo XV, que desarrolló su actividad artística en Múnich, y que destaca por sus retratos y sus obras religiosas. En su estilo hay reminiscencias de la pintura del gótico tardío de la zona sur de Polonia y de Baviera, lugar donde se estableció, y más concretamente del Maestro del Tegernsee. Esta tabla, con la representación de un abad benedictino, es un buen ejemplo de la producción de Polack en el género del retrato. El personaje se presenta ante un fondo amarillo muy llamativo, que contrasta con el hábito negro que luce. Los rasgos del rostro del religioso no responden a ningún estereotipo, si no que están claramente individualizados, lo que induce a pensar que no se tratara de una representación de san Benito, fundador de la orden, sino de un abad en concreto. Christian Salm consideró que podría ser Christoph Schleichere, abad del Monasterio de Weihenstephan, donde Polack trabajó durante seis años. El protagonista aparece portando un libro, con las reglas de la comunidad, y una copa de la que sale una serpiente.

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Jan Polack es un pintor vinculado a la ciudad de Múnich. Se cree que nació y se formó al sur de Polonia, ya que en su estilo se aprecian referencias del gótico tardío característico de esa zona. Lo encontramos documentado por primera vez en la capital de Baviera, en 1482, momento en el que se inician las referencias relacionadas con su actividad profesional y que tendrán continuidad hasta su fallecimiento. Se ha mencionado la posibilidad de que el artista llegara a Múnich hacia 1475, con motivo de los esponsales del duque de Baviera-Landshut con la hija del rey Casimiro IV de Polonia. El primer trabajo que tiene atribuido en Múnich se fecha en 1479 y se trata de una serie de frescos para la iglesia de San Wolfgang en Pipping. Jan Polack fue nombrado, en 1488, pintor de la ciudad, y entre 1485 y 1519, fecha de su muerte, ocupó, en varias ocasiones, el cargo de vierer dentro del gremio de pintores. Polack fue la cabeza de un gran taller con numerosos ayudantes de donde salieron trabajos de pintura mural y de caballete destinados, en gran parte, a la decoración de iglesias y monasterios.

Esta tabla acredita la habilidad de Polack como retratista. En ella, sobre un fondo amarillo, se recorta la silueta de un monje que porta los atributos del fundador de la orden benedictina. La imagen reproduce un rostro perfectamente definido, construido con rasgos individualizados y realistas, como es el caso de la verruga que el modelo tiene en el inicio de la nariz o el drástico corte de pelo. Estas características han llevado a considerar la tabla más como un retrato que una representación de san Benito. El monje, que se coloca delante de un discreto antepecho, medio oculto por los pliegues y las telas de su generoso hábito, porta los símbolos del impulsor de la orden: un libro, con las reglas de la comunidad, y una copa por cuya boca asoma una serpiente, atributo este común a san Juan Evangelista y que en el caso de san Benito hace alusión a un episodio de su vida en el monasterio de Vicovaro. Allí, varios monjes intentaron asesinarle con el contenido de una copa cuyo veneno se transformó en una huidiza serpiente y cuyo recipiente se rompió al hacer el santo sobre el objeto la señal de la cruz.

En el comentario que David Ekserdjian hizo a la pintura con motivo de su participación en la exposición de la Royal Academy de Londres, éste llamó la atención sobre dos aspectos inusuales: el primero, lo poco habitual que resulta en esa época que los religiosos se retraten con los atributos de determinados santos; y el segundo, el llamativo color que Polack eligió de fondo.

Salm propuso para el personaje de la tabla a Christoph Schleichere, abad del monasterio de Weihenstephan, donde Polack trabajó entre 1483 y 1489. La pintura ha revelado un sugestivo dibujo subyacente que es visible a simple vista, como es el caso de la pequeña serpiente de la copa, ideada con una proporción mayor y desplazada hacia la izquierda de la composición. Sin embargo, este soporte fue destinado para otro tema, una Virgen con el Niño, como desvela un estudio de infrarrojos. El encaje de esta imagen se desarrolla en sentido contrario a la figura del religioso. En el documento técnico se aprecia con nitidez la parte inferior de las ropas de María, cuyos pliegues y sombras están trazados con minuciosidad. La zona superior de la composición mariana no se percibe, dada la poca permeabilidad de las capas con las que se ha construido el hábito de nuestro personaje.

Mar Borobia
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