Nació en 1791, en una familia acomodada de Ruán, que pocos años después se trasladó a París. Sus primeras y breves lecciones artísticas las recibió en esta ciudad, en los talleres de los pintores Carle Vernet y Pierre Guérin. En 1811 decidió tomar las riendas de su educación, dedicándose a copiar en las galerías del Louvre las obras de los grandes maestros que allí se encontraban. Con sólo veintiún años y una formación casi autodidacta, Géricault presentó en el Salon de 1812 su primera gran obra: Oficial de la Guardia Imperial a caballo, conservada en el Musée du Louvre. Durante los años siguientes Géricault continuó copiando y en 1814 volvió a participar en el Salon, esta segunda vez presentando Coracero herido, Musée du Louvre, una pintura más elaborada pero que no fue tan bien acogida como la primera.

Tras fracasar en el concurso del gran premio de Roma, decidió viajar a Italia por su cuenta. Allí quedó muy impresionado ante los pintores del Renacimiento italiano, en especial ante Miguel Ángel, así como ante el flamenco Rubens. Durante su estancia en Roma realizó una serie de pinturas de carreras de caballos conocidas como Corso dei Barbieri.

La carrera de Géricault como pintor fue corta, poco más de diez años, sin embargo, su obra es notable y prolífica. En 1819 expuso en París, en el Salon, su pintura más famosa, La balsa de la Medusa, también en el Musée du Louvre. La tela, de enormes dimensiones, representaba el naufragio de un barco francés ocurrido tres años antes, hecho que había conmocionado a la opinión pública. Géricault se centró, tanto en el tema como en el enfoque, en el sufrimiento humano que, junto al realismo macabro de la escena, hicieron del lienzo una gran obra maestra que ejerció una gran influencia tanto en los pintores romanticistas como en los realistas.

Géricault murió en 1824 tras una larga enfermedad que le impidió trabajar durante varios años en obras de gran formato. Sus últimas pinturas fueron una serie de retratos de enfermos mentales, que permanecieron muchos años desconocidas para la crítica y que destacan por su realismo y enorme fuerza expresiva.

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