A pesar de que nunca ha querido ser etiquetado como artista pop, a David Hockney se lo considera uno de los pintores británicos más influyentes en la difusión de esta sensibilidad tanto en la propia Gran Bretaña como en el resto del mundo.

Interesado en ser artista desde muy joven, Hockney empezó su formación en la Bradford School of Art en 1953 y en 1957 se trasladó a Londres para asistir al Royal College of Art. Allí conoció a Ronald B. Kitaj y sus obras abandonaron paulatinamente la abstracción de sus primeros años para comenzar a contar historias en muchas ocasiones inspiradas en poemas. Ya en esta época londinense fue capaz de tematizar por primera vez acerca de su homosexualidad, que se convirtió en uno de los principales asuntos de su obra posterior. Su estilo de estos años tenía reminiscencias del arte infantil y de la obra de Jean Dubuffet y Pablo Picasso. Hacia 1962, año de su graduación, su obra ya era observada con interés por profesores y críticos de arte.

Antes de instalarse en California a finales de 1963, Hockney visitó Nueva York, donde conoció a Andy Warhol. Sin embargo, el deseo de encontrar una sociedad desinhibida y entrar en contacto con el mundo alternativo californiano sobre el que había leído en las revistas, le impulsó a viajar a la costa oeste estadounidense. El estilo de vida de la costa oeste le cautivó y se dejó sentir en los temas de sus obras que en muchas ocasiones retrataban escenas de piscina con hombres mojados y bronceados por el constante sol de la región. El óleo dio paso a la pintura acrílica para conseguir superficies planas, anónimas y brillantes, y ya en este momento, la fotografía comenzó a tomar importancia, en principio como método de trabajo, para llegar a independizarse en los collages de fotos polaroid que realizó durante la década de 1980. Asimismo, Hockney ha mostrado un interés incesante por introducir las nuevas tecnologías en su obra, algo que continúa hasta la actualidad.

La buena crítica de Hockney no se ha reducido únicamente a sus pinturas, sino que también se ha referido a sus habilidades como dibujante y grabador. Igualmente ha colaborado en la puesta en escena de numerosas producciones teatrales y de ópera, otra de las pasiones que arrastra desde la infancia.

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