Joan Miró fue una de las grandes figuras del arte del siglo XX. Desarrolló un estilo personal cercano al surrealismo que le convirtió en un artista de gran influencia tanto para sus contemporáneos como para las generaciones venideras. Se formó en la Llotja de Barcelona y posteriormente en la Academia de Francesc Galí, de espíritu más renovador. En esa escuela y en el Cercle Artistic de Sant Lluc, conoció a algunos de sus grandes amigos, el crítico Sebastià Gasch, el poeta J.V. Foix, Josep Llorens Artigas o Joan Prats. Desde joven se relacionó con el mundo más vanguardista de Barcelona, por esos años en plena efervescencia. A finales de 1920 Miró viajó por primera vez a París, donde conoció a Pablo Picasso. Durante toda esa década alternó los inviernos parisienses con largas estancias en la masía familiar situada en Montroig, en el campo de Tarragona. Ésos serían los años cruciales de su carrera artística, en los que descubrió su lenguaje personal. En la capital francesa estableció amistad con André Masson, en torno a quien se agrupaba el denominado «grupo de la rue Blomet», futuro núcleo surrealista. Desde entonces su sensibilidad se acercó a la del movimiento surrealista, con el que compartía muchos de sus planteamientos teóricos, aunque nunca se integró completamente en él y dio prioridad a su libertad creativa individual.

A partir de la década de los años treinta, Miró se consagró como una de las figuras más destacadas del panorama artístico internacional y como uno de los artistas clave del siglo XX. Fue precisamente en este momento cuando, inconformista por naturaleza, entró en una fase que denominó «asesinato de la pintura», en la que renunció voluntariamente a ser pintor y experimentó con otros medios como el collage o los dibujos sobre papeles de diferentes texturas y realizó «objetos» con elementos encontrados en la naturaleza que fueron sus primeras incursiones en el mundo de la escultura. Aunque poco después Miró volvería a la pintura, ya nunca abandonaría su deseo de experimentación con todo tipo de materiales y técnicas: cerámica, bronce, piedra, obra gráfica o, incluso, desde 1970, el tapiz.

Tras los años de la guerra civil española y la Segunda Guerra Mundial, durante los que se vio forzado a cambiar constantemente de residencia, en 1956 se instaló definitivamente en Palma de Mallorca, donde su amigo Josep Lluís Sert diseñó un gran estudio para él.

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