En 1931 Chagall viaja por primera vez a Tel Aviv invitado por su alcalde y fundador Meir Dizengoff. Durante su estancia pinta paisajes y lugares emblemáticos, como los interiores de las sinagogas de Haifa y Jerusalén, y encuentra inspiración para sus ilustraciones sobre la Biblia. En 1951, tres años después de la fundación del estado de Israel, Chagall regresa para inaugurar una retrospectiva sobre su obra y, ya como un artista consagrado, recibir numerosos encargos, como las vidrieras del Hadassah Medical Center o los tapices del Parlamento de Jerusalén.

La relación de Chagall con Israel fue el tema de un simposio organizado con motivo de la exposición que se presentó en el Museo Thyssen y la Fundación Caja Madrid, y que bajo la dirección de Guillermo Solana, director artístico del Museo, contó con la participación de Mirjam Rajner, de la Hebrew University of Jerusalén, Gideon Ofrat, historiador del arte y comisario independiente, y Meret Meyer, vicepresidenta del Comité Chagall y nieta del pintor.