Con motivo de la exposición Forma. El ideal clásico en el arte moderno, que, comisariada por Tomàs Llorens, se presentó en el Museo Thyssen-Bornemisza entre el 9 de octubre de 2001 y el 13 de enero de 2002, se programó la celebración de un simposio sobre el tema Clasicismo y modernidad.

El tema del que se ocupó el encuentro no fue otro sino el de la relación entre los ideales modernos de cultura y la aspiración a un nuevo estilo clásico, que fue tratado como problema eminente en numerosos debates históricos durante las últimas centurias y pudo identificarse como un elemento de fricción determinante en la formación de los lenguajes artísticos en el cambio del siglo XIX al XX y en la articulación de las primeras vanguardias. A la definición de las aspiraciones de la civilización moderna bajo el aspecto de expectativas culturales que competían con los ideales clásicos de perfección y a las ideas de progresión y perfectibilidad como factores característicos de lo moderno, enfrentados al canon concluso del arte clásico, siguen otras fórmulas para la caracterización histórica del presente en las que lo nuevo y lo clásico se proponen como conceptos interdependientes, y no necesariamente en una mera relación de exclusión.

El simposio se propuso debatir en torno a lo que podría denominarse una correlación sinergética entre los ideales de clasicismo y modernidad, a través del estudio de algunos episodios destacados del arte de la edad contemporánea y desde el análisis conceptual de las vías de satisfacción o de emancipación del ideal clásico en el contexto de la modernidad.