Construcción espaciotemporal II
1924
Gouache, lápiz y tinta sobre Papel de calco.
47 x 40,5 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
527
(1978.68
)
No expuesta
A comienzos de los años veinte, el interés de Theo van Doesburg por la arquitectura fue en aumento e incluso abandonó temporalmente la pintura para dedicarse a la investigación de problemas arquitectónicos y espaciales. En 1920 y 1921 trabajó en Drachten para el arquitecto Cornelis de Boer y, poco después, se instaló en Weimar, donde, a pesar de haber sido excluido por Gropius del profesorado de la Bauhaus, impartió en su estudio un curso a los alumnos de esta escuela. Fue entonces cuando conoció al arquitecto holandés Cornelis van Eesteren, con quien colaboró en una serie de proyectos que se presentaron en la Galerie L’Effort Moderne de París en 1923. Las maquetas y las proyecciones axonométricas que realizó junto a Van Eesteren para esta muestra, en las que estudiaban la distinción entre la bidimensionalidad de la pintura y la tridimensionalidad de la arquitectura, y sus propias construcciones arquitectónicas, de colores primarios, en las que interior y exterior se encontraban interrelacionados, tienen su reflejo en esta Construcción espaciotemporal II, perteneciente a la colección del Museo Thyssen-Bornemisza. De hecho, la obra forma parte de un conjunto de dibujos preparatorios para el diseño de la casa-estudio que iban a compartir él y su mujer Nelly con Hans Arp y Sophie Taeuber, en Meudon Val Fleury, en las proximidades de París. Por razones desconocidas el proyecto quedó inacabado.
Es también indudable que estas proyecciones axonométricas pueden considerarse la respuesta de Van Doesburg a la influencia de El Lissitzky, al que había conocido poco antes en Berlín. Estos contactos internacionales motivarían la reformulación por parte de Van Doesburg de los rígidos planteamientos iniciales de De Stijl hacia la concepción más dinámica de sus contra-construcciones y a un nuevo manifiesto que denominaría «Elementalismo».
Paloma Alarcó
Es también indudable que estas proyecciones axonométricas pueden considerarse la respuesta de Van Doesburg a la influencia de El Lissitzky, al que había conocido poco antes en Berlín. Estos contactos internacionales motivarían la reformulación por parte de Van Doesburg de los rígidos planteamientos iniciales de De Stijl hacia la concepción más dinámica de sus contra-construcciones y a un nuevo manifiesto que denominaría «Elementalismo».
Paloma Alarcó