Adriaen van de Velde nació en el seno de una familia de pintores: tanto su padre, Willem van de Velde I, como su hermano, Willem van de Velde, el Joven, fueron afamados pintores de marinas. Adriaen se formó primero con su padre, al igual que su hermano, y después se trasladó a Haarlem para completar su aprendizaje en el taller de Jan Wijnants, pintor especializado en paisajes de dunas. En 1657 se estableció en Amsterdam, donde residió hasta su fallecimiento. A pesar de su corta carrera, poco menos de dos décadas, Adriaen van de Velde fue un trabajador in fatigable que produjo un gran número de pinturas, dibujos y grabados. Se conocen cuadros suyos fechados prácticamente en todos los años del periodo comprendido entre 1654 y 1671. La mayor parte de su obra está formada por paisajes de su Holanda natal, que alternó desde los inicios de su carrera, y especialmente a partir de 1667, con vistas italianas. Estas últimas, que derivan de los paisajes de Nicolaes Berchem y Karel du Jardin, pues no está documentado que viajara a Italia, representan pastores y animales situados en paisajes montañosos, a menudo próximos a las ruinas clásicas, e iluminados por la clara luz mediterránea. Fue un artista versátil que también pintó escenas de invierno, retratos en exteriores, alegorías, temas religiosos y de historia, así como alguna escena de género.

Las figuras de sus composiciones destacan por su gran tamaño, por la individualidad y por la meticulosidad con la que están tratadas, traspasando así la función de mero elemento anecdótico dentro del escenario. A menudo fue requerido por sus colegas para animar sus obras con sus característicos personajes. Así pues, la mano de Adriaen se aprecia en cuadros de Jacob van Ruisdael, Hobbema, Frederik de Moucheron, Philips Koninck, Jan van der Heyden y Jan Wijnants. Murió en Amsterdam en 1672, a la temprana edad de treinta y cinco años, el mismo año en que su padre y su hermano dejaron los Países Bajos para establecerse en Inglaterra.

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