A través de más de setenta obras, la exposición ofrece un completo recorrido por la trayectoria artística de Alfred Sisley, en un auténtico paseo geográfico por los escenarios que visitó y pintó a lo largo de toda su vida. Menos conocido quizás que el resto de los miembros del grupo – Monet, Renoir, Pissarro o Degas – Sisley es sin embargo considerado como uno de los representantes más puros del movimiento; su forma de vida, su método de trabajo y su obra, representan la esencia del impresionismo, a cuyos principios originales se mantuvo fiel durante toda su carrera. Uno de los objetivos principales de esta exposición es, precisamente, redescubrir y resaltar la figura de Sisley en el contexto de los pintores impresionistas, pero también como uno de los grandes paisajistas de la historia del arte, dotado de una extraordinaria sensibilidad cromática y un sentido innato de la composición. Al mismo tiempo, se quiere profundizar en algunos aspectos poco conocidos pero no menos importantes para valorar su obra; entre ellos, su conexión con la pintura romántica británica o los años finales de su carrera, de 1880 a 1899, etapa hasta ahora analizada muy superficialmente.