Baccio della Porta, conocido como Fra Bartolommeo, nació en 1472 en Florencia. En 1485 entró como aprendiz en el taller de Cosimo Rosselli. Berenson mantiene que fue el ayudante de éste, Piero di Cosimo, quien se ocupó de la formación del joven Baccio, transmitiéndole su interés por el arte alemán y las técnicas de los pintores flamencos. Según Vasari, fue también en el taller de Rosselli donde conoció al pintor Mariotto Albertinelli, con quien pronto entabló amistad y junto al que años después se establecería. Su primera colaboración documentada es la Anunciación de la catedral de Volterra, de 1497, pero hasta 1513, año en el que disuelven su «compagnia», trabajaron conjuntamente en varios proyectos. Las obras de Baccio correspondientes a los últimos años de la década de 1490 como La Virgen con el Niño y san Juan Bautista, Nueva York, Metropolitan Museum, y La Adoración, Roma, Galleria Borghese, muestran en su composición y en su tonalidad un gran interés por el arte de Leonardo.

En 1500, bajo la influencia de las predicaciones de Savonarola, Baccio ingresó en el convento San Domenico di Prato, convirtiéndose en Fra Bartolommeo y renunciando a la pintura. Cuatro años después retoma su carrera artística, aceptando un encargo de Bernardo de Bianco, para quien ejecutó La visión de san Bernardo (Galleria degli Uffizi). Todas sus obras desde entonces, y hasta 1516, se encuentran recogidas en un inventario que realizó Fra Bartolommeo Cavalcanti.

A partir de su visita a Venecia, realizada en la primavera del 1508, se aprecia en su obra la influencia de Bellini y una mayor luminosidad en el color. Años más tarde emprendió otro viaje, esta vez a Roma, experiencia que nuevamente se dejará sentir en su estilo, al que incorpora un movimiento mayor y aspectos descriptivos, tornándose sus composiciones más monumentales. Fra Bartolommeo está considerado también uno de los mejores dibujantes de su tiempo.

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