Agnolo di Cosimo di Mariano nació en 1503 en Monticelli, una pequeña localidad cercana a Florencia. Desde el principio de su carrera se le conoce como Bronzino, apodo cuyo origen se desconoce. Su formación como pintor la recibió primero de Raffaellino del Garbo y luego de Pontormo, quien se convirtió no sólo en su profesor y mayor referente artístico, sino en un gran amigo, amistad que perduró hasta la muerte del maestro. Durante los primeros años de su carrera colaboró con Pontormo en pinturas de caballete y en programas decorativos al fresco, como el de la iglesia de Santa Felicità, en Florencia. En 1539 Bronzino participó en las decoraciones para los esponsales del duque Cosme I de Medici con Eleonora de Toledo, convirtiéndose desde entonces en pintor de la corte del duque. Cultivó la pintura religiosa y mitológica, pero fue en el género del retrato en el que el florentino verdaderamente sobresalió. Bronzino, lejos de revelarnos algún rasgo de la personalidad del cliente, se concentra en aspectos como la posición social, la elegancia de la pose, la contención y el porte de sus modelos. En sus composiciones los aspectos materiales, como son las ricas y coloridas telas, las joyas, las brillantes armaduras y los complicados tocados, adquieren, por su decorativismo y relación con el poder, gran protagonismo. Algunos de sus mejores ejemplos los encontramos en las representaciones de Cosme I de Medici con armadura y Eleonora de Toledo y su hijo, conservadas ambas en la Galleria degli Uffizi, en Florencia, así como el Ludovico Capponi de la Frick Collection de Nueva York.

Bronzino, que además de pintor era poeta, gozó en vida de fama y del respeto de sus contemporáneos, siendo una de las figuras más influyentes no sólo de la Accademia del Disegno, de la que fue miembro fundador desde 1563, sino de los círculos intelectuales de la ciudad. Entre sus seguidores destaca Alessandro Allori, su alumno y protegido.

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