A pesar de su prematura muerte, el artista ruso Ilyá Chashnik fue uno de los más destacados discípulos de Kazimir Malévich y asimiló como suyos los principios suprematistas que éste defendía. Nació en el seno de una humilde familia judía en Letonia, y su infancia se desarrolló en Vitebsk, donde se inició en el mundo de la pintura de la mano de un artista local.

En 1919 Chashnik se trasladó a Moscú para continuar su formación artística en los Talleres Superiores Artístico-Técnicos (Vjutemas) de Moscú, pero la atracción que sentía por la obra de Marc Chagall hizo que pocos meses después volviese a Vitebsk para asistir a la Escuela de Arte que éste dirigía. Sin embargo, al coincidir con Malévich, que impartía clases en la misma escuela, su evolución artística cambió radicalmente y se convirtió en uno de los más dotados y fieles discípulos del maestro suprematista. Durante el invierno de 1919-1920, Malévich y una serie de estudiantes formaron el grupo Unovis (Los Heraldos del Nuevo Arte). Entre los participantes de esta iniciativa se encontraban Ilyá Chashnik y Nikolái Suetin, a los que desde entonces unió una gran amistad; ambos colaborarían en diferentes proyectos. Chashnik desarrolló su propio estilo dentro de las propuestas suprematistas, evolucionando de las composiciones blancas de Malévich a otras en las que el negro se convertiría en el protagonista. En ellas, las formas geométricas forman planos que se cruzan con una tendencia al ritmo y a la simetría.

Tras graduarse en Vitebsk en 1922, se mudó a Petrogrado (hoy San Petersburgo), donde ya se habían instalado Malévich y otros artistas ligados a Unovis. Durante este periodo, Chashnik se centró en experimentar las posibles aplicaciones del suprematismo en la vida diaria: diseñó tejidos, carteles y arquitecturas, y trabajó junto a Suetin en la Fábrica de Lomonossov. En 1923 comenzaría a colaborar en el Instituto de Cultura Artística (Injuk) y a partir de 1925 en el Instituto de Artes Decorativas.

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