Claude Monet, líder indiscutible de los impresionistas, pasó su infancia en la localidad francesa de El Havre, donde comenzó a pintar paisajes de la costa normanda junto a Eugène Boudin y Johann Jongkind. Tras un breve periodo de aprendizaje en la Académie Suisse de París, se dedicó a la pintura al aire libre de forma autodidacta, intentando estudiar los efectos de la luz y el tiempo sobre la naturaleza.

Fueron él y Auguste Renoir quienes primero utilizaron la pincelada suelta propia del impresionismo. Su obra, Impresión, amanecer (París, Musée Marmottan Monet) presentada en la Primera Exposición Impresionista de 1874, sería la que daría nombre a este estilo. Después de vivir en Londres y en Holanda durante la guerra franco-prusiana, Monet volvería a Francia en 1872, instalándose con su familia en Argenteuil hasta 1878. Durante esos años, esa localidad a orillas del Sena se convirtió en una especie de centro del impresionismo, en donde trabajaban, además de Monet, Camille Pissarro, Alfred Sisley, Pierre- Auguste Renoir y Édouard Manet, entre otros. De 1878 a 1881 residió junto a su mujer Camille y sus hijos en Vétheuil, donde moriría su mujer. En esta población, mucho más tranquila y rural que Argenteuil, Monet desarrolló una enorme productividad y, a diferencia de su etapa anterior, se centró en la belleza de la naturaleza y en la captación de paisajes solitarios sin ninguna evidencia de vida humana. Fue allí donde comenzó a pintar sus series en las que repetía temas similares bajo condiciones atmosféricas cambiantes.

En 1883, se recluyó en Giverny, al noroeste de París, junto a Alice Hoschedé (mujer del coleccionista de arte impresionista, Ernest Hoschedé que, tras la muerte de éste en 1891, se convertiría en su esposa) y los hijos de ambos, donde juntos pasaron el resto de su vida. Desde allí realizó viajes a Normandía, la costa mediterránea, Inglaterra, Noruega o Italia.

En la década de los noventa, comenzó su dedicación a la jardinería en su casa de Giverny. Según iba ampliando su jardín, éste se fue convirtiendo en tema central de sus pinturas. Así surgió la serie de las Nympheas, en la que repitió sistemáticamente el motivo de su estanque de nenúfares. En esos años, sus pinceladas se hicieron todavía más sueltas y libres, acercándose a la pintura abstracta.

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