Pintor y artista gráfico veneciano, empezó su aprendizaje en el taller de su padre, destacado entallador. Un cambio en la disciplina artística le llevó al estudio de Antonio Molinari, en el que coincidió con dos notables alumnos más: Federico Bencovich y Giulia Lama. En 1703 está documentado en Bolonia, donde continuó su aprendizaje con Giuseppe Maria Crespi, incorporando a sus pinturas, en esos años, fuertes claroscuros. Hacia 1705 se encuentra de nuevo en Venecia, donde su nombre aparece registrado, en 1711, en la fraglia de pintores. Entre sus primeras obras destaca El martirio de Santiago, pintado para la iglesia veneciana de San Stae. A finales de la década de 1720, su paleta empieza a aclararse, volviéndose más suave y luminosa, lo que se aprecia en las obras realizadas para la iglesia della Fava. Dentro de su producción ocupa un lugar relevante una serie de lienzos que representan escenas de género, considerados, todos ellos, obras maestras: La adivina, en la Galleria dell’Accademia de Venecia; Escena pastoral, en el Art Institute de Chicago, e Idilio en la playa, en el Wallraf- Richartz Museum de Colonia. En su faceta como ilustrador hay que subrayar los dibujos realizados para la Jerusalén liberada de Tasso, obra publicada en 1745 por uno de sus protectores, Giovanni Battista Albrizzi. Será entre 1740 y 1750 cuando su estilo retorne hacia patrones más academicistas, con marcados efectos de claroscuro. Sus composiciones, junto a la renovación que hizo en los temas de la pintura de género, serían imitadas tras su muerte, llegando sus modelos casi hasta principios del siglo siguiente.

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