Se puede deducir la fecha de nacimiento del artista, 1579, de una declaración documentada suya fechada en 1616 en la que afirmaba que tenía treinta y siete años de edad. Saraceni llegó a Roma a finales de siglo (hacia 1598) donde, según su biógrafo Baglione, siguió las enseñanzas del escultor Camillo Mariani, natural de Vicenza. Es de suponer que el interés del joven veneciano se dividiera entre el estilo internacional pero manierista del Cavaliere d'Arpino, el elegante clasicismo rafaelesco de los pintores de la Emilia Romagna, como Albani, y la pintura paisajista moderna y atmosférica de Elsheimer. Todo ello fue antes de que se manifestara el conocido interés de Saraceni por Caravaggio. Aunque se detecten algunos signos de naturalismo en las primeras obras fechadas del artista, tales como Descanso en la huida a Egipto de la ermita de Camaldoli en Frascati, de 1606, habrá que esperar a más de una década más tarde, muy a finales de su carrera, para que Carlo Veneziano -así es como lo llama su biógrafo Giulio Mancini (aunque lo describe acertadamente como sólo en parte caravaggiesco)- produzca sus obras realistas más convincentes (El martirio de san Lamberto, San Bennone recupera las llaves de la ciudad de Meissen, Roma, Santa Maria dell'Anima, 1617-1619). Los refinamientos del Manierismo internacional, prácticamente obra de un alter ego de Albani (es posible que Saraceni fuera en realidad el predecesor de su colega de la Emilia Romagna) son característicos de las obras que se atribuyen a sus años de juventud, por lo general de menores dimensiones (como la Andrómeda inspirada en Arpino del Musée des Beaux-Arts de Dijon, El baño de Venus y Marte, que antaño perteneció a la Clark Collection de Minneapolis y Venus y Marte, de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza de Madrid). Los seis pequeños cuadros sobre cobre del Museo di Capodimonte de Nápoles, con episodios basados en Las metamorfosis de Ovidio, cuyos atractivos paisajes denotan la influencia de Elsheimer, son anteriores a 1608. Junto con obras todavía vinculadas a la tradición veneciana del siglo XVI (El hallazgo de Moisés, Florencia, Fondazione Longhi, El banquete del rico Epulón, Roma, Pinacoteca Capitolina), en la década de 1620 comienzan a aparecer cuadros que ya están en deuda con la estética caravaggiesca, entre otros El martirio de santa Cecilia (Londres, colección particular) y tres lienzos que envió a la catedral de Toledo (1613-1614), notables por su experimentación con la luz artificial. Volvemos a encontrar este aspecto caravaggiesco en las obras romanas más conocidas de Saraceni, como el tan hermoso e imitado lienzo que representa El tránsito de la Virgen de Santa Maria della Scala, pintado para sustituir al de Caravaggio, que había sido rechazado, y en algunas pinturas murales de la capilla Ferrari de Santa Maria in Aquiro, entre otras las Escenas de la vida de la Virgen. No se conocen con certeza las fechas de estas últimas obras, pero seguramente se pintaron entre 1612 y 1617, año en que se consagró la capilla y se supone que intervinieron sus ayudantes. Tres excelentes pintores naturalistas veroneses, Bassetti, Ottino y Turchi, ayudaron a Saraceni a pintar los frescos decorativos "orientales" de la Sala Regia del Palazzo del Quirinale en Roma (1616-1617) en los que, sin embargo, no se detecta ninguna influencia de Caravaggio. No obstante, dicha influencia caracteriza, al menos en parte, El sermón de san Raimundo (anterior a 1614), que antaño estuvo en Sant'Adriano en Roma (que en la actualidad se conserva en la iglesia de la Casa Generalazia dei Mercedari) y en el que se detectan huellas del Naturalismo holandés, el San Carlos Borromeo dando la comunión por la noche a un apestado, pintado para la iglesia de los servitas de Cesena (1618-1619), y su irónico San Carlos y la procesión de la Santa Espina de San Lorenzo in Lucina en Roma (1619). En 1619 Saraceni regresó a Venecia, donde le habían encargado un lienzo de grandes dimensiones o telero para el Palazzo Ducale (que representaba El dogo Enrico Dandolo convocando una cruzada). Pero el artista murió al año siguiente y apenas pudo comenzar el cuadro, que posteriormente acabó (o ejecutó en su totalidad basándose en el boceto) su discípulo, Jean Le Clerc, oriundo de Lorena (simple imitador de su estilo, sin influencia alguna de Caravaggio) que lo firmó y fechó en 1621.

Roberto Contini

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