William Merritt Chase se hizo eco del japonismo del arte europeo de su tiempo, y a partir de la década de los ochenta del siglo XIX comenzó a incluir referencias a esta cultura en sus propias obras. A su interés como coleccionista de objetos del lejano oriente se sumó la influencia de James McNeill Whistler, que ejerció de nexo con Europa para los artistas norteamericanos, y con quien Chase compartió el verano de 1885 en Londres.
En la creación de sus motivos pictóricos Chase emplea, en ocasiones repetidamente, objetos como el biombo, el quimono o el revistero que forman parte de la pintura del museo. Ésta guarda grandes similitudes con Capricho y púrpura en oro nº 2: El biombo dorado, que Whistler pintó más de veinte años antes, y que muchos artistas conocerían por su reproducción en libros y revistas.

CM

Tras la apertura de Japón y la expansión de las rutas comerciales a mediados del siglo XIX, el japonismo se extendió de inmediato por Europa y América. Al igual que las pinturas de los impresionistas parisienses adoptaron algunas notas compositivas propias de los grabados japoneses y determinados elementos de los estilos orientales, William Merritt Chase se sintió de igual forma atraído por todo lo oriental. En la década de 1880, el pintor americano realizó una serie de «retratos en quimono» de algunos familiares y amigos entre los que se encuentra Joven con vestido japonés de la colección del Museo Thyssen-Bornemisza.

Este nuevo entusiasmo del artista por los estilos orientales está estrechamente vinculado a la influencia de las pinturas de inspiración japonesa de James Whistler, que también profesaba una gran atracción por las telas, los diseños y los objetos venidos de Oriente. Chase había conocido a Whistler en Londres durante el verano de 1885 y habían simpatizado de inmediato. Ambos artistas se retrataron el uno al otro, y la influencia de su compatriota pronto se dejó ver de forma especial en sus retratos femeninos. En su estudio sobre Joven con vestido japonés de la colección Thyssen-Bornemisza, Kathleen Pyne lo vincula al Capricho en púrpura y oro: el biombo dorado de Whistler, en el que una muchacha vestida con un elegante quimono posa sentada delante de un biombo mientras contempla una serie de grabados japoneses, seguramente de la serie Sesenta lugares famosos de Japón de Hiroshige, el artista japonés que más influyó en Whistler.

La figura femenina de la obra de Chase no sólo está ataviada con el quimono de seda que da título al cuadro, sino que se sienta en una sillita de bambú delante de un biombo oriental mientras contempla una serie de papeles con dibujos japoneses, como hacía la joven del cuadro de Whistler. Por otra parte, la perspectiva ascendente y la asimetría de la composición también se enmarcan dentro de este mismo influjo, pero también pueden relacionarse con otra influencia esencial en la obra de Chase, la fotografía. Por lo demás, la preocupación que muestra Chase en esta composición por el misterioso y sugerente ambiente y por las modulaciones de la luz, unida a la pincelada suelta con la que está pintada le hacen merecedor del título de pionero del impresionismo norteamericano.

Paloma Alarcó

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