Durante su estancia en Nuenen entre 1883 y 1885, Van Gogh se centró en el estudio de la vida campesina de la región de Brabante. También realizó algunos paisajes, en los que es patente el recuerdo de la pintura holandesa del XVII y de la Escuela de Barbizon. Molino de agua en Gennep es uno de ellos. Su elaboración constituyó un verdadero reto para Van Gogh tanto por su tamaño, como por haber sido pintada enteramente al aire libre en el frío mes de noviembre de 1884. El protagonismo concedido al contraluz recuerda a la obra de Jules Dupré. Pero junto con Dupré, a quien Van Gogh parece querer emular es a Daubigny, quien en el Salon parisiense de 1864 había presentado un cuadro de 2 x 1 metros ejecutado también al aire libre. Sin embargo la distancia entre ambos pintores es notable. Frente a la pintura tonal de Daubigny, Van Gogh ensaya por primera vez toques puros de color que le acercan al impresionismo y anticipan su obra madura.

JAL

Con su generosa forma apaisada de metro y medio de ancho, este cuadro es, con diferencia, el más grande de una serie de obras sobre el tema de los molinos de agua que Van Gogh ejecutó en 1884. Su original forma tal vez le viniera sugerida al pintor por una serie decorativa sobre el tema de las «cuatro estaciones» destinada a la nueva residencia de Antoon Hermans en Eindhoven. Todos los molinos estaban muy cercanos a la casa de sus padres en Nuenen, cerca de Eindhoven. El de este cuadro, con sus dos ruedas, puede identificarse con el que se halla en Gennep, en el río Dommel. Las estructuras de madera constituyen el molino propiamente dicho; por detrás se ve una alquería que era al mismo tiempo la vivienda del molinero. Marc Edo Tralbaut identificó el molino y reprodujo varias fotografías realizadas in situ.

La autoría de Van Gogh se confirma a partir de varias fuentes primarias y secundarias. En una carta que puede fecharse en la tercera semana de noviembre, el pintor escribió: «Estos días sigo trabajando al aire libre, aunque aquí hace mucho frío. Estoy atareado con un cuadro bastante grande (de más de un metro) de un viejo molino de agua en Gennep [escribe a su hermano Theo en noviembre de 1884], en el otro lado de Eindhoven. Quiero rematar la obra al aire libre, aunque seguramente será el último cuadro que pueda pintar en el exterior este año». Al igual que la carta, el cuadro puede fecharse en la tercera semana de noviembre, pues aquella semana las temperaturas empezaron a descender bajo cero. Cuando Van Gogh llevó el gran cuadro preparatorio a casa, le llamó la atención a una persona: «Ayer traje a casa el boceto del molino de agua de Gennep, que disfruté pintando. Con él me he ganado un nuevo amigo en Eindhoven. Quería aprender a pintar a toda costa; así que fui a su casa y nos pusimos a ello inmediatamente». Este discípulo era Anton Kerssemakers, quien después recordaría que había visto a Vincent van Gogh trabajando en esta obra.

Kerssemakers comentó que Van Gogh utilizaba bálsamo de copaiva, sustancia empleada en la pintura al óleo para retrasar el proceso de secado, lo que permitía prolongar el tiempo de trabajo. Según Kerssemakers, el maestro ponía demasiada cantidad: «El cielo del cuadro se derretía, por lo que tuvo que rascar la pintura con una espátula y volverlo a pintar». Analizando la superficie con atención todavía se advierte este repinte. De hecho, si se observa el agua de la derecha, se ve un reflejo azulado del cielo, y junto a la rueda queda una manchita azul. Es probable que decidiera pintar las nubes más tarde.

Las observaciones de Kerssemakers llaman particularmente la atención porque lo que Van Gogh explotó con gran acierto estético fue precisamente la relación entre el cielo luminoso aunque nublado y la masa más oscura del río y las casas.

Su hermano Theo le había reprochado que su pintura era excesivamente oscura; Vincent consideró que en este óleo del molino de Gennep había «progresado tanto en la técnica pictórica como en el color». Las oscuras masas del agua y las casas están tratadas con distintos colores; los toques de rojo y azul crean una vívido sensación de espacio y de luz. Una fila de pálidas nubes teñidas por la luz del ocaso refuerzan el marcado efecto horizontal de la composición. Ligeramente a la derecha y por encima del molino, los rayos del sol atraviesan las nubes y la luz cae sobre el agua por detrás de la rueda. Estas manchas claras en el lienzo producen destacados reflejos verticales en el primer término de la superficie del río, que contrarrestan claramente la composición horizontal. A la izquierda, el pintor anima el oscuro y delimitado espacio mediante contrastes de color; a la derecha colma la profundidad del espacio mediante una luz cenital. Van Gogh dominaba este tipo de efectos, para los que se inspiraba en la obra del paisajista francés Jules Dupré, al que admiraba. Al parecer Van Gogh sólo consiguió este magnífico efecto de contraluz al verse obligado a repintar la obra. Estaba tan satisfecho con el resultado que ejecutó una copia a acuarela del cuadro (F 1144a; JH 523, en la actualidad en paradero desconocido). En la acuarela, da la sensación de que se han reforzado los contrastes de luz. Annet Tellegen adjudica otra acuarela que representa prácticamente la misma vista a Anton Kerssemakers.

Fred Leeman
 

Siglo XIXPinturaÓleolienzo
Descargar imagen Imprimir ficha

Conoce todos los detalles sobre Molino de agua en Gennep

Recorridos donde encontrarla

Más obras de la Colección