Vista de Haarlem desde las dunas
Jan Vermeer van Haarlem II pertenece a la segunda generación de una familia de pintores en la que se inscriben, al menos, cinco artistas con el nombre de Jan, y a los que hubo que añadir a su apellido el lugar de procedencia para evitar conflictos con otro ilustre maestro: Vermeer de Delft. Jan Vermeer van Haarlem I, padre de nuestro pintor, compaginó su oficio de comerciante con el de artista; se dedicó al paisaje, género en el que se especializó su hijo, que se inició como aprendiz en el taller de Jacob de Wet. Jan Vermeer van Haarlem II trabajó las vistas panorámicas, en las que encontramos lo mejor de su producción, pero también pintó marinas y escenas pastorales. En sus óleos detectamos notas de dos excepcionales paisajistas: Jacob van Ruisdael y Philip Koninck.
Esta tela perteneció a la colección de Louis Viardot en París durante la segunda mitad del siglo XIX. Estuvo atribuida a Jacob van Ruisdael y a Philip Koninck, autoría esta última que fue refutada por Gerson, que dejó el lienzo excluido del corpus del pintor. La asignación a Jan Vermeer van Haarlem II se debe a Hofstede de Groot, que tras un examen realizado al óleo, consideró que era un original de Jan Vermeer van Haarlem II de una gran calidad. Jan Vermeer van Haarlem II se inspiró en la obra de su contemporáneo Jacob van Ruisdael para sus vistas tomadas desde las dunas cubiertas por cielos nubosos. En una etapa posterior, la pintura del artista registró la huella de Koninck, especialmente en sus panorámicas, que abarcan, como ésta del Museo Thyssen-Bornemisza, grandes extensiones de tierra.
Este paisaje está tomado de los alrededores de su ciudad natal, Haarlem. En él, en la lejanía y a la derecha, se distingue la iglesia gótica de San Bavón, que corta la suave y difusa línea del horizonte. La dilatada llanura se presenta con un punto de vista alto y se enmarca en el primer plano, a la izquierda, con una colina y varias figuras. El artista se vale, a la derecha, de una hondonada con un sinuoso camino que va profundizando hasta llegar a la media distancia, donde se corta con una cortina de árboles y una casa. Jan Vermeer van Haarlem II ha organizado los planos posteriores con suaves alternancias de luz y de sombra que crea al filtrar la luz del sol entre las nubes. En los alrededores de la ciudad, el pintor ha hecho una descripción detallada de una de las industrias más prósperas de Holanda: el blanqueo de paños, que aparecen extendidos y ordenados sobre las suaves praderas. Las áreas más próximas al espectador se han aprovechado para colocar unas prominentes figuras para las que Jan Vermeer van Haarlem II contó, en algunos casos, con la colaboración de otros pintores. Entre ellas destaca la pareja de la izquierda, y especialmente el joven sentado tomando apuntes, que nos remite al oficio del pintor. Esta imagen será un motivo recurrente en este tipo de pinturas.
Mar Borobia