Vídeo La Charca en la exposición "Joan Jonas. Moving Off the Land II"

La charca del espejo

(Voz en off de Joan)

Y entonces me arrodillé en la húmeda alfombra de musgo marino y volví la vista a la oscura caverna que, en una concavidad poco profunda, contenía la charca. El suelo de la cueva estaba a escasos centímetros del techo y creaba un espejo que reflejaba en el agua tranquila todo cuanto crecía en el techo. Bajo el agua, clara como el cristal, la charca estaba alfombrada con esponja verde. Unos parches grises de ascidias brillaban en el techo y colonias de suave coral producían un color albaricoque pálido. Justo al dirigir la vista a la cueva una pequeña estrella de mar se descolgó, suspendida del hilo más fino, quizás de un solo pie ambulacral. Bajó hasta tocar su reflejo, tan perfectamente dibujado que parecía que en lugar de una estrella había dos. La belleza de las imágenes reflejadas y de la propia charca cristalina era la conmovedora belleza de las cosas efímeras, que existen solo hasta que el mar regresa para llenar la pequeña cueva.

(Joan delante de una criatura marina morada)

Las ballenas llegaron a la tierra. Desarrollaron pies para caminar por el suelo. Después, marcharon al mar.

(Noah)

Todos venimos del mar y guardamos recuerdos de él. En nuestras mentes. En nuestros cuerpos.

(Lila)

Para todos los peces del mar. En otro tiempo el bacalao era tan abundante que prácticamente podías cruzar el océano pisando sobre sus lomos.

(Noah y las rayas)

Dos biólogos marinos publicaron un estudio sobre unas mantarrayas gigantes, que reaccionaban ante sus reflejos en un gran espejo instalado en su acuario de Bahamas. Las dos rayas cautivas trazaban círculos ante el espejo, soltaban burbujas y realizaban movimientos inusuales con sus cuerpos, como comprobando su reflejo. No hicieron ningún movimiento obvio de interacción social con su reflejo, dando a entender que no interpretaban que aquello que veían fueran otras rayas.

(Zora)

Los animales son siempre los observados. El hecho de que ellos puedan observarnos ha perdido toda relevancia. Ellos son el objeto de nuestro conocimiento en continuo crecimiento. Lo que sabemos de ellos es índice de nuestra potencia y, por ende, índice de lo que nos separa. Cuanto más sabemos, más lejos estamos de ellos.

(Noah y el uso de herramientas)

El uso de herramientas fue en otro tiempo territorio exclusivo del ser humano. Sin embargo, ese tipo de comportamiento se ha descubierto ahora en un amplio espectro de animales, incluyendo peces. El lábrido payaso de manchas de color naranja encuentra almejas escupiendo chorros de agua sobre la arena; después transporta el molusco en su boca hasta una roca cercana, contra la que golpea la almeja con una serie de hábiles cabezazos. Se ha visto a un mero invitar a una morera a una aventura cinegética, comunicando su invitación a base de sacudidas de cabeza o contoneos de su cuerpo. Es posible que los dos peces se conocieran. El mero persigue un pez hasta una grieta de una roca y luego usa su cuerpo para señalar el lugar en que se oculta la presa, para que la delgada anguila entre a buscarla. Si la desventurada víctima escapa de su escondite, ahí estará el mero esperándola. Esa colaboración permite a los dos socios comer más a menudo.

(Zora y el mural)

Como bióloga especialista en el comportamiento y las emociones de los animales he pasado los últimos cuatro años investigando los conocimientos científicos sobre la vida interior de los peces. Lo que he descubierto indica que hemos subestimado enormemente a esos vertebrados marinos, fabulosamente diversos. Cada vez hay más pruebas que nos conducen a una conclusión inapelable: los peces piensan y sienten. Con la marea baja, los gobios se ocultan en piscinas de marea rocosas. Si les acecha el peligro —por ejemplo, un pulpo hambriento— el gobio salta con una exactitud extraordinaria a una piscina cercana. ¿Cómo evitan quedarse atascados en la roca? Ya en los años cuarenta, una serie de experimentos probó algo notable: el gobio guarda en su memoria el diseño de la piscina cuando pasa sobre ella en condiciones de marea alta. Basta que la crucen una vez para recordarla hasta cuarenta días después. ¡Que no nos vengan con la famosa memoria de pez de tres segundos!

(Niños caminando en círculo y Joan pintando en la playa)

Dipnoo

Tiburón

Pez espátula

Mújol

Pez hacha

Morena

Siluro

Carpa

Mojarra

Pez globo

Pez ballesta

Atún

Marlín

Pez espada

Arenque

Trucha

Cazón

Pez dorado

Pez volador

Pez mariposa

Gobio

Anguila de jardín

Lucio

Calamar

Pez víbora

Pulpo

Ranisapo

Rocote

Delfín

Raya

Esturión

Lubina

Carpa

Abadejo

Lenguado

Rape

Sardina

Anchoa

Bacalao

Fletán

Langosta

Perca

Mantarraya

Palometa

Pez piloto

Medusa

Caballito de mar

Raya de aguijón

Guppy

Salmón

Angula

Pez disco

Mero

Albacora

Pez ángel

Besugo

Sábalo

Gamba

Platija

Rodaballo

Tortuga

Coral

Lucio

Caballa

(Willa)

Pez, anfibio y reptil. Ave y mamífero de sangre caliente. Todos llevamos en nuestras venas una corriente salada en la que elementos como el sodio, el potasio y el calcio se combinan casi en la misma proporción que en el agua marina.

(Jonas)

Como afirma la oceanógrafa Sylvia Earle, que como yo ha dejado de consumir pescado: «el océano nos ha dado tanto y durante tanto tiempo que ha llegado la hora de devolverle el favor».

Performers de los vídeos

Zora Casebere, Noah Delorme, Lila Gavagan, Joan Jonas, Francesco Migliaccio, Jonas Moran, Malcolm Moran y Willa Schwabsky.